Capítulo 4: Batir de Alas...

-¿Qué ocurre?- preguntó Milena, al ver la mirada perdida de Damir y notar el estremecimiento que recorría todo el cuerpo del Ángel Caído que tenía enfrente suyo.

-No es nada... nada de lo que debas preocuparte...- respondió Damir, tratando de ocultar el mar de emociones que lo cubrían...

Sasha, su Sasha manipulaba humanos para acercarlos a la oscuridad. Él que pretendía salvarla y ella que se arrastraba más y más al fondo del abismo por sí solita...

Milena correspondió a las palabras de Damir con una mueca, sentía que él no estaba siendo del todo sincero con aquella respuesta, pero le vino a la mente una cuestión intrigante y antes de olvidarse, quería preguntar:

-Esto... Damir, ¿Por qué caíste? ¿Qué te llevó a perder la fe? ¿Qué te quitó las alas?

Damir le miró fijamente por varios instantes, evaluando la expresión de Milena, pensando en las palabras correctas que decir... ¿Podía abrirse y darle a conocer su historia? ¿Hasta qué punto era capaz de comprometerse con alguien y dejar su vida personal de lado?...

Él, Damir, antiguo Ángel de Luz, devenido en Angel Caído por un malentendido, él que trataba de ayudar a los humanos, pero siempre manteniendo una distancia, alejándose de quienes trataban de brindarle amistad o afecto... Él que siempre se las había arreglado solo, o en compañía de otros de sus especie, ahora... Ahora Damir sentía el impulso tonto de cortar distancias, de abrirse a alguien, de contarle todo a Milena... Pero no, eso era de idiotas...

Se había prometido a sí mismo no relacionarse con nadie, no atarse a ningún humano de ninguna forma posible... los humanos eran frágiles, en cierta forma débiles... y morían, pero sus almas tenían la posibilidad de regresar al mundo y limpiar sus errores... cosa muy distinta con los Ángeles...

Los Ángeles de Luz nunca mueren, eso bien lo sabía Damir, por experiencia propia: si reciben herida de muerte, el cuerpo fallece, pero sus esencias, sus almas, una vez en el cielo toman cuerpo nuevamente y regresan al mundo... Los Ángeles de Luz tienen el don de andar entre el mundo terrenal y el celestial como más les guste, se mueven de un mundo al otro libremente...

Los Ángeles Caídos, en cambio, pueden morir. Padecen en algún lugar del espacio celestial, una suerte de limbo... se vuelven consientes de sus errores, se culpan una y otra y otra vez de las equivocaciones que, jamas ya, podrán corregir... Porque gozarán la grandeza, el poder de Dios, recibiendo su perdón y como todos los Ángeles, estarán una vez más a su lado, pero aún cuando vean que una catástrofe acecha al mundo, nada podrán hacer, ellos están como simples expectadores, allí, en el cielo, viendo como otros de los suyos pelean contra el mal y sin poder ayudarles... Los Ángeles Caídos deben mantenerse en ese limbo durante un milenio completo.. cuando su condena se cumple, se les habilita a regresar al mundo... mil años... al menos, luego pueden volver, con eso se contentan... con eso se contenta Damir, cuando piensa la suerte que correría si muere en una pelea.

Y por último están los Ángeles Negros... ellos sufren una suerte peor... si se entregan al mal, los Ángeles al morir nunca volverán al cielo, ya no recibirán perdón ni gracia divina, ellos, simplemente, permanecerán en el infierno, deberán responder ante las órdenes de Lucifer, el Demonio Principal y, como simples marionetas, hacer cuánto él les solicite, a menos... A menos que el Ángel Negro muera una batalla contra un Ángel de la Luz. Entonces, la esencia del Ángel regresa al cielo, cobra cuerpo una vez más y pasa al limbo... su condena es de 5 milenios en aquel lugar de reflexión, culpándose, lamentandose, por cada acto de mal cometido... y más allá de la condena temporal los Ángeles Negros una vez renacidos, no pueden estar en contacto con Ángeles de Luz, (cosa que sí pueden hacer los Ángeles Caídos, cuando los Ángeles de Luz andan por el mundo celestial)... así, pues, la condena también es de exclusión, deben permanecer en el limbo celestial, sin saber qué pasa en el mundo, sin poder ver a otros Ángeles salvo los de su misma condición durante 5.000 años...

Damir sabía bien que si no podía salvar a Sasha haciéndole reflexionar, que si Sasha comenzaba una pelea, él solo podría salvarle matándole... y aunque le daba ánimos saber que ella volvería a la luz en algún momento, le destrozaba pensar que no la vería por 5 milenios... aunque, si ella moría peleando contra un Demonio nunca más la vería, y eso era peor todavía... No, debía salvar, de alguna forma, pero al menos salvarla...

-¿Y bien? ¿Tan malo es?...- la voz de Milena hizo reaccionar a Damir.

-No... No es tan malo, pero no deseo hablar de eso... no ahora... no aún...

-Pero...-discutió Milena.

-Te dije que no voy a hablar de esto... no aún... Solo puedo decirte algo: el amor a veces nos vuelve idiotas, nos vuelve ciegos... yo perdí las alas por amor... pero te lo explicaré algún día... no hoy...

-¿Por qué no?- retrucó Milena, picada por la curiosidad de saber un poco más de Damir.

Damir miró por la ventana el vació de la noche y negó levemente con la cabeza.

Estaba perdiendo tiempo, allí, sentado con esa joven que necesitaba descansar, mientras él debía hacer otra ronda por la zona... el mal no da descanso...

-Porque es tarde, debes dormir algo, se te nota cansada... y yo, debo bañarme, cambiar mis ropas e ir a hacer guardia, tengo que cuidar que no cobren venganza los Demonios que manejaban al humano que maté unos minutos antes de que me encontraras... debo destruir a esos Demonios, antes de que manipulen a otras personas...

Milena asintió, tomando conciencia de su cansancio ahora que lo había mencionado Damir.

-No te preocupes, aquí estás a salvo, nada te pasará... yo regresaré en la mañana...- explicó Damir, mientras se levantaba y caminaba hacia el baño.

Milena se puso de pie, limpió la cocina y se sentó en el sofá, a esperar que Damir terminase de bañarse.

Cuando ya estaba listo para irse, el Ángel Caído miró a Milena y le dijo:

-Tengo dos habitaciones, elije la que más te agrade y duerme allí... mañana veremos cómo comenzamos con el tema de Noah... descansa y no salgas de la casa, espera a que regrese...- avisó Damir y sin más palabras salió del departamento.

Ya fuera, en la calle, comenzó a caminar hacia el norte, tratando de sentir alguna fuerza oscura cerca, buscando posibles Demonios o humanos manipulados...

Pero en su cabeza, la imagen de Sasha estaba más presente que nunca...

Tal vez Milena le ayudase, de alguna forma, a salvar a Sasha... Tal vez el hecho que de que Sasha se acercase a Noah significara algo más de lo obvio...

Demasiadas cosas para pensar en una noche más que agitada...

Unas cuadras más adelante, escuchó un grito... una neblina violácea se extendió por el cielo... un Demonio estaba atacando a alguien...

Damir extendió sus alas y emprendió vuelo...

Mientras tanto, en algún oscuro lugar de la ciudad, Sasha levantaba la mirada al cielo y pensaba en Damir... Le extrañaba, aunque tratase de evitarlo.

-¿Estás bien?- la voz de Noah trajo a Sasha a la realidad. Miró al joven detenidamente y suspiró.

-Sí, no es nada... Vamos, prepárate, está noche tenemos mucho por hacer...