Capitulo 6: Batir de Alas...

Damir entró a la iglesia por una puerta lateral.

Sosteniéndose la herida de su hombro derecho, caminó entre los bancos lenta, pausadamente.
Frente al altar se detuvo y observó detenidamente las imágenes de distintos santos que allí había...

"Santos", pensó, "Los humanos los creían santos porque no podían verle las alas...", y con una mueca, se sentó en el suelo, pensativo.

Allí, en plena oscuridad, docenas de miradas de piedra observaban a Damir mientras él meditaba.
Imágenes de Ángeles Caídos que lo habían dado todo por la humanidad, algunos incluso la vida, y por eso mismo, los hombres los veían como santos.
Ángeles que, como Damir, Habían perdido las alas en momentos de confusión y las habían recuperado con esfuerzo y dedicación.
Ninguno de esos Ángeles había muerto en realidad, todos habían logrado regresar al rango de "Ángeles de Luz" y eso les permitía moverse entre el mundo terrenal y el celestial según quisieran y también les confería el poder para transitar entre los humanos sin ser vistos...

Damir suspiró y cerró los ojos, concentrándose en el dolor de las heridas que había recibido en la pelea con Caleb.
El proceso de sanación requería varías horas y seguramente regresaría a su apartamento cuando la tarde cayese nuevamente.
No se preocupaba por Milena, en el penthouse había comida de sobra y allí estaría segura de todo peligro...

Abrió los ojos, triste... Había otras cosas en qué preocuparse.
Por un lado estaba Sasha y por el otro, Noah...

Sasha...
Damir había creído ilusamente que ella festejaría verle vivo, que aceptaría su ayuda con los ojos cerrados.
Pero Sasha sólo había mostrado odio y enojo, y no le dejaba a Damir más alternativa que destruirle.
Él no podía darse el lujo de dejar libre y vivo a un ser maligno y oscuro, aunque fuese Sasha, la compañera de toda su existencia, el amor de su vida...
Además, era claro que Sasha no quería cambiar, que disfrutaba de su estado en las filas del mal...

¿Porqué todo debía de ser tan complicado?...

Damir entrecerró los ojos y se frotó su frente con sus largos y delicados dedos de forma pausada, tratando de pensar, de sacar ideas en claro...
Debía encontrar la forma de solucionar todo, antes de que fuese demasiado tarde...
Debía salvar a Sasha antes de que ella ascendiera al rango de Demonio y no hubiese vuelta atrás...

Damir era un Ángel particular, podía mirar las situaciones desde fuera, analizar todo de forma metódica y fría...
Estudiaba todo lo ocurrido y procedía a hacer cumplir los reglamentos divinos..
Así había sido siempre, y así sería ahora... Incluso con Sasha... Incluso aunque eso le significara destrozar su propia existencia...

Además, también estaba la cuestión de Noah, el humano esposo de Milena...
Era claro que el muchacho tenía grandes dones y que si trabajaba para los Demonios éstos se beneficiarían notablemente.
El hecho de que Milena sufriera por Noah era algo en lo que Damir no pensaba...
Como en todo, él se mantenía apartado de las cuestiones sentimentales, dejarse llevar por las emociones humanas le hacía débil y no daría lugar a la debilidad, nunca.
Ya le había ocurrido una vez, y había pagado con sus alas aquel error...

Ahora, era más fuerte que antes y aunque la urgencia por ayudar a Milena fuese mucha, Damir se auntocontrolaba.
Sólo siendo racional podía ayudarle correctamente.

Damir suspiró una vez más, entrecruzó las piernas y uniendo sus manos a la altura de su rostro, comenzó a orar...


En otra parte de la ciudad, a muchas cuadras de distancia, Milena ya había despertado de su descanso nocturno, se había preparado un suculento desayuno, que saboreó con gusto, y, aburrida, había entrado a la biblioteca de Damir, donde había libros a montones...

Muchos de los encuadernados eran, de aspecto y olor, muy antiguos.
Un pequeño libro de tapas blancas y relucientes llamó su atención.
Con cuidado, Milena sacó el libro del estante y observó la portada.
"Versos Perdidos" rezaba el título y como autor, solo figuraban las siglas: Eds.
En la contratapa, en letra cursiva decía:

"Los temores, deseos, alegrías o festejos,
los anhelos, la nostalgia
el amor y los desencuentros
son, entre otras emociones,
sólo expresables cuando ya se vivieron.
Éstos versos son, entonces,
un tanto ficticios
un tanto verdaderos..."

Erzengel Dichter Swüermutig: Eds

"Erzengel", pensó Milena, "qué nombre tan raro..."
Y comenzó a ojear páginas al azar...
Numerosos poemas desfilaban unos detrás de otros, algunos versos atrajeron a Milena:

"El Amor es saber
que, aún en la distancia,
al igual que uno,
uno corazón levantará sus ojos al cielo,
recordando momentos ya pasados
y añorando revivirlos... "

"No soportaría vivir con tu ausencia..."

Sea quien fuese el autor de esos versos, era claro que había tristeza y dolor en su vida...
De repente, Milena se sintió identificada y sonrió ante su descubrimiento...

Se acomodó en el sofá de la sala y comenzó a leer el libro con más atención ahora y comenzando desde el principio...
La lectura le llevó varias horas en las que no siquiera se molestó en hacerse tiempo para almorzar.
Iba ya por la mitad del texto cuando el sonido de una llave en la puerta de entrada llamó su atención...

Antes sus ojos, Damir apareció con las ropas llenas de manchas de sangre ya secas y en su mirada la resolución mostraba reino...

-¿Cómo te fue?- preguntó Milena, curiosa.
-Bien- respondió secamente Damir.
Milena desvió la mirada al suelo y asintió, podía sentir que Damir le ocultaba algo...

-Toma tu abrigo y prepárate... saldremos en busca de alguien...- la voz fría de Damir retumbo en el silencio de la sala.
-¿A quién buscaremos?
-Un amigo mio, llamado Erzengel. Él podrá ayudarnos... hay mucho que averiguar antes de planear nada...

La respuesta de Damir colmó a Milena de preguntas...
¿Sería el amigo de Damir el mismo Erzengel que firmaba como autor del libro que había estado leyendo...? ¿Cómo conocía Damir a ese hombre? ¿Qué ayuda podría brindarles?

Al ver el desconcierto en los ojos de Milena, Damir tan solo dijo:
-Ven, sígueme... te explicaré todo en el camino...

Abrió la puerta, dando lugar a que Milena saliera primero.
Lentamente, la puerta se cerró con un tenue chasquido.
Milena y Damir emprendieron camino, la noche se elevaba una vez más...