Capitulo 10: Hasta que el tiempo deje de transcurrir...

Ver sonriente a Sofía entre mis brazos me parecía un milagro...
Era tan hermosa, tan encantadora como siempre. Como sí nunca la hubiese perdido...

-Te he soñado tantas veces... He pensado en ti todo el tiempo...- dije, sonriendole también.

Sofía sonrió aún más...

-Y yo he cuidado de ti, de cada paso que has dado. También cuidé de Damir, sabiendo cuánto le aprecias...- respondió tranquila.

-Esto es un milagro... Me siento tan feliz... Te he hechado mucho de menos...- expliqué, enterrando mi rostro en sus cabellos y saboreando su aroma.

-Sí, lo sé... He visto tu dolor... Pero no podía hacer nada, salvo esperar...- respondió con voz dulce.

-¿Cómo es posible que estés aquí conmigo? Te vi morir...- pregunté, plasmando en palabras mis pensamientos.

-Bueno... Entremos a la casa y te explico- dijo Sofía, riendo.

Con los ojos puestos sólo en ella, le di lugar para que pasara a la sala y se acomodara a gusto.

Ya en el sofá, Sofía me miró sonriendo... Yo me había sentado en un sofá frente a ella, para poder verle a los ojos mientras hablaba.

La necesitaba, cada partícula de mi ser precisaba saciarse de Sofía. Había estado 500 años llorando su pérdida, y ahora que estaba aquí, tan radiante como antes, más hermosa de lo que mi memoria la recordaba, sólo quería disfrutarla... Quería recuperar el tiempo perdido, mirarla, abrazarla, cuidarla, darle cuanto quisiera... Quería estar con ella en todo momento y decirle a cada instante cuán importante era en mi vida...

Era inevitable... No podía dejar de sonreír y darle gracias a Dios por este milagro...

-Tú me salvaste...- dijo Sofía, sonriendo. Traté de hablar, de contradecirle, pero siguió explicando:
-Los humanos podemos convertirnos en Ángeles, si damos nuestra vida por otro Ángel, y lo hacemos por amor, por el bien del otro y no para nuestra conveniencia... Pero debemos tener el alma pura y mi alma llevaba la carga de los hombres que maté en aquel campo de batalla. Cuando lloraste por mi, limpiaste mi alma. A ti te importaba lo que me estaba ocurriendo... Así que cuando llegué al Plano Celestial, me dieron la noticia... Me explicaron todo. Y permanecí todos estos años aprendiendo, entrenando... Y observando. He seguido cada paso que diste. Sufrí por ti, por tu dolor... Y a veces, por las noches, me dejaban bajar y visitarte... Tú siempre dormías, pero me quedaba observando tu descanso, susurrando que todo iba a estar bien... Que sólo era cuestión de tiempo...

-Entonces lo sabes... Sabes cuánto te quiero... Sabes que te amo con todo mi ser...- repuse, mirándole con adoración.

-Sí, lo sé. Y yo también te amo a ti. Desde tu primer sonrisa...

Me puse de pie y le tendí la mano. Ella tomó mi mano y se acercó a mi...

La abracé y mirándole a los ojos, acerqué mi rostro al suyo lentamente, saboreando ese momento que tanto había anhelado durante años...

Suave, delicadamente, mis labios rozaron los suyos y se fundieron en un beso. Cada terminación nerviosa de mi organismo vibró de emoción... Una corriente eléctrica que hacía sentir más vivo que nunca.
Sólo respiraba su aroma... Ella lo era todo... Siempre lo había sido todo para mí...

El mundo dejó de girar, el tiempo se detuvo... Sólo estábamos nosotros, allí, viviendo un momento hermoso y perfecto.

Cuando el beso término, permanecimos no silencio, abrazados durante varios minutos. Hasta que Sofía dijo:
-No sólo estoy aquí por ti...

Me alejé un poco de ella, para mirarle a los ojos.
Asintió y susurró:
-Algo importante, terriblemente importante, va a ocurrir... Y debemos evitarlo a toda costa...

Me quedé congelado en esas simples palabras... "debemos evitarlo a toda costa...", eso sólo podía significar lo peor...

Sofía asintió, como si estuviera escuchando mis pensamientos...
-Tomemos asiento... Debo explicarte todo...- susurró.

Como un robot obedecí...

Sofía comenzó a hablar rápidamente...