Capitulo 11: Hasta que el tiempo deje de transcurrir...

-Erzengel, escucha bien lo que tengo para decirte... Algo terrible puede suceder...- la voz de Sofía sonaba colmada de preocupación.

Asentí y tomé su mano, a la espera de que continuase hablando.

-Lucifer quiere gobernar este mundo, eso todos los Ángeles lo sabemos. Lo que pocos saben es cómo piensa lograrlo... El marido de Milena, Noah, tiene una capacidad increíble, puede ver Demonios, Ángeles... Y espíritus... Lucifer planea utilizar a Noah como puente. Luego de establecer conexión entre este mundo y el Plano Oscuro, matarán a Noah y abrirán así es paso libre a los Demonios que sólo habitan la Oscuridad...-dijo Sofía, mirándome fijamente- Erzengel, no te das una idea de cuántos Demonios hay allí... Tantos como Ángeles existimos... Si entran a este mundo y envenenan los corazones de los humanos, nada podremos hacer, más que un exterminio completo...

Sofía enterró su rostro en mi pecho, dolorida por sus propias palabras.

-Debemos evitar que eso ocurra...- susurró contra mi pecho- Debemos hacer todo lo posible y más para evitar la catástrofe.

-No te preocupes. Todo va a estar bien. Nos haremos cargo. Solucionaremos esto...- repuse en susurros.

-Hay algo más...- dijo Sofía, mirándome con tristeza- Yo... Yo no puedo quedarme aquí, contigo.

El corazón se me hizo trizas de sólo escuchar esa frase. Había encontrado a Sofía para perderla de nuevo.
Cerré los ojos y asentí, en silencio.

-Espera, deja que te explique- suspiré y la miré a los ojos, aguardando su explicación.

Sofía acarició una de mis alas y dijo:
-Falta poco. Sólo tres plumas deben crecer en tus alas y lograrás la Luz... Y sabes lo que eso significa. Eres un Primer Nacido, tus poderes son mucho muy superiores a los nuestros. Y en la batalla que se aproxima, necesitaremos tantos Primeros Nacidos como sea posible... Damir también debe alcanzar la Luz, así estará con fuerzas suficientes... Mientras tanto, yo tengo trabajo que hacer, cosas que investigar...

Sonreí, un poco más aliviado.
Sofía tenía razón. Debía alcanzar la Luz cuanto antes. Y Damir también.
Pero me dolería y mucho despedirme de ella...

-¡Vamos! No pongas esa cara... No es que volveremos a vernos dentro de otros 500 años. Yo vendré a visitarte, no te dejaré solo... Lo prometo- susurró sonriendo.

-Bueno, si te vas a ir, al menos deja que disfrute del momento...- dije, abrazándola- ¿Te parece?

La sonrisa en Sofía creció aún más y estampó sus labios sobre los míos en un apasionado beso.

-Eres lo más hermoso que pudo pasarme...- dijo luego, acariciando mi rostro.
-¡No se vale! Me robaste las palabras...- repuse, con fingido enojo.
-Te voy a extrañar mucho- la voz de Sofía denotaba tanto dolor como el que yo estaba sintiendo.
-Y yo te voy a extrañar a ti... Pero todo saldrá bien y pronto volveremos a estar juntos...

Mi amada sonrió levemente y una vez más me besó dulcemente.

Un sonido lejano llamó nuestra atención. Salimos fuera de la casa para ver qué sucedía.

Una luz rojiza se observaba a lo lejos... Varios destellos más iluminaron el cielo...

-Varios Demonios han cruzado a este Plano desde la Oscuridad...- dije, mirando las luces que todavía se mantenían visibles en el cielo.
-Sí, al menos 4 Demonios andan sueltos ahora por la zona...- dijo Sofía entrecerrando los ojos.
-Llamaré a Damir, iremos a ver qué pasa y a detenerles antes de que causen alguna catástrofe...
Sofía asintió.

-Te extrañaré mucho. Pero vendré a visitarte en cuanto pueda... Te amo, no lo olvides...- susurró, rozando levemente mis labios con los suyos.

-Y yo a ti...- dije, en un hilo de voz.
En un abrir y cerrar de ojos, Sofía se había marchado.

Pero no había tiempo para la melancolía, tristeza o nostalgia...

Entré a la casa y busqué mi vestuario para la pelea... Ropas oscuras y de tela resistente pero flexible...
El filo de mi espada relumbró antes de asegurarla a mi espalda.

Amanecía cuando sonreí, mientras volaba camino al hogar de Damir.

Hoy volvía a la lucha...

Pronto lograríamos la Luz nuevamente...
Debíamos esforzarnos para lograrlo... Antes de que fuera demasiado tarde...