Considerando las palabras de André, viendo que éramos pocos los que defenderíamos a Sasha, era poco el tiempo que teníamos para organizarnos...
-Debemos dividirnos y buscar a todos los que podamos... Si logramos convencer a alguien más, mejor... Pero no empujemos al límite, no es nuestro plan mostrarnos como rebeldes o contrarios, sólo queremos defender la vida de uno de los nuestros y proteger a los humanos de los Demonios- dije, mirando pensativo a Sofía.
Me dolía separarme de ella. No quería, no podía ni pensar en estar lejos suyo. Pero era necesario por el bien de Sasha y Noah. Damir lo merecía, y yo ayudaría cuanto me fuese posible.
-Yo también te voy a extrañar...- susurró Sofía, abrazandome- Pero pronto estaremos juntos y ya nunca más nos separaremos. Es cuestión de esperar un poco más...
Suspiré, besando sus cabellos y dirigí mi mirada a André.
-¿Qué dirección tomarás?- le pregunté.
-Iré al norte. Sofía, tú toma el este... Tenemos refuerzos para buscar en oeste y norte... Tú, Erzengel, debes permanecer en la ciudad, cuidar de Sasha y Noah, ayuda a Damir hasta nuestro regreso...- replicó mi amigo y con un gesto de despedida, abrió sus alas y partió a su misión.
Miré a Sofía una vez más y la besé dulcemente.
-Pronto... Ya no nos separaremos jamás...- susurré a su oído y emprendi vuelo yo también.
Ahora debía regresar y buscar a Damir, debía controlar la seguridad de Sasha...
Con una batalla en puerta, aún sin quererlo la adrenalina corría por mis venas.
Esta pelea marcaría un antes y un después. Si vencíamos a Lucifer en la tierra, lo alejaríamos por muchos milenios de allí...
Aún cuando el mal regresara al planeta, ya no sería como ahora, podríamos controlarlo más fácilmente... Salvaríamos más vidas inocentes.
Sonreí y apresuré mi vuelo.
Estaba ya llegando a la ciudad cuando vi la señal... El estallido de luz que anunciaba la presencia de más Demonios en la zona.
Era de esperarse, luego de exterminar aquellas bestias en las afueras de la ciudad, ahora venían a buscar venganza...
Mis alas comenzaron a moverse más de prisa. Llegué al fin al hogar de Damir. Entré por la terraza, como siempre solía hacer. En cuanto pisé el suelo, el aroma en el aire me hizo dudar... Recorrí con precaución la casa y en la sala me encontré con una escena impensable...
Milena estaba acurrucada contra la pared y con su rostro cubierto de lágrimas observaba al Demonio de rasgos femeninos que se le acercaba.
Cuando la bestia de alas rojas se percató de mi presencia, sonrió, provocativa.
-Erzengel... El Primer Nacido que cayó y volvió a la Luz... Es un honor verte aquí...- dijo, entre gruñidos- Y será un honor... Morir en tus manos...
Le observé atónito, sin comprender.
-¿De qué estás hablando?- pregunté, sorprendido.
El Demonio se alejó de Milena y se encaminó hacia mi, mirándome fijamente.
-Mi nombre es Ariadna... Fui un Ángel de Luz, hace tiempo... Pero renegué de mi fe el día que no pude salvar a un niño de una muerte espantosa y me converti en Ángel Negro. Hace un mes Caleb, uno de los príncipes oscuros, me obligó a matar a un inocente y me converti en esto, en esta bestia que soy ahora... No puedo suicidarme y no quiero esta existencia... Por eso vine aquí, para darle el parte a Damir... Sasha corre peligro de llevar la misma suerte que yo, porque los Demonios superiores pueden controlarnos y hacernos cometer terribles actos. Yo ya no tengo retorno, y esperaba que Damir pudiera darme muerte, pero estás tú, y morir por tu espada será un honor...- dijo el Demonio, haciendo una reverencia.
-Pero...- no tenía palabras para decirle.
La mujer de cabellos rubios y alas cubierta de escamas me miraba suplicante. Ella ya no tenía posibilidad de salvarse y prefería morir a continuar haciendo el mal... Y la información que me había dado era muy importante... Pero yo podía sentir su esencia pura y se me hacia difícil querer matarle.
Ariadna suspiró y dijo:
-Sasha aún se puede salvar, deberá ser muy fuerte para no dejarse dominar, pero ustedes podrán ayudarle... Ahora, por favor... Ayúdame a mi... No soporto esto... Matame...
Y en ese momento, Damir abrió la puerta de golpe y se quedó helado, mirándonos.
Allí estábamos... Una humana, dos Ángeles de Luz y un Demonio suplicando por su muerte...
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Vaya... el final no me lo esperaba... un deminio que suplicaba muerte...
ResponderEliminarQue triste, por al menos, que se acabe bien.
Danlin, TKM!
MAP!