Sophia despertó cubierta de sudor y con la extraña sensación de haber dormido mucho tiempo.
Miró a su alrededor y se descubrió en su cuarto, sin entender qué había sucedido. Sólo recordaba haber llegado al apto y haber caído en el sofá, cansada y envuelta en un triste llanto.
Miró a su alrededor y se descubrió en su cuarto, sin entender qué había sucedido. Sólo recordaba haber llegado al apto y haber caído en el sofá, cansada y envuelta en un triste llanto.
-¿Qué hago aquí?- se cuestionó en voz alta, como si su inconsciente fuera a responderle por el simple hecho de haberle dado voz a la pregunta.
-Yo te traje a tu habitación... Te encontré con fiebre, delirando, y traté de ayudarte tanto como me fue posible...- la voz de Javier, sentado en el sofá de lectura de Sophia, sonaba extraña, dolorida.
La joven suspiró y cerró los ojos.
La joven suspiró y cerró los ojos.
Todos sus recuerdos de lo que había visto antes de enfermar regresaron a su mente ni bien escuchó la voz de su médico.
-Supongo que debo darte la gracias...- dijo, secamente.
Javier hizo una mueca. La noche anterior ella le había besado con tanto cariño y ahora se comportaba así, tan fría.
Muchas preguntas empujaban en su mente buscando respuesta.
-Sophia... ¿Qué pasó? No entiendo... ¿Por qué había marcas de agua por todos lados? ¿Qué hiciste?- inquirió el muchacho preocupado, era mejor comenzar por el principio.
Ella abrió los ojos y miró a quién había sido su mejor amigo. No podía confiar en él. Ya no.
No después de lo que había visto. No después de todo su dolor y sufrimiento.
-¿Qué pasó? Lo mismo te pregunto a ti...-replicó con voz fría.
-Vamos... Princesa...
-No me llames así... No lo hagas...
-Sophia, por favor, dime qué ocurrió.
-Te hice un almuerzo especial y fui al hospital a darte la sorpresa. Y te vi... Los vi...
-¿Nos viste?
-Si... Vi a esa mujer besándote. Vi cómo te abrazaba y besaba... Yo pensé que eras mi amigo, que confiabas en mí. Pero no. ¡Fuiste capaz de tener una relación con alguien todo este tiempo y ocultármelo!
-Sophia, por favor... Las cosas no son como piensas, deja que te explique... Ella no significa nada...
-No. No hay nada que deba escuchar. No de ti.
-No. No hay nada que deba escuchar. No de ti.
-Vamos... Por favor... Estoy siendo sincero contigo. Ella no es nadie importante... ¿No me crees?...
-No. No te creo. No puedo confiar en alguien que hace promesas que no es capaz de cumplir...
-No. No te creo. No puedo confiar en alguien que hace promesas que no es capaz de cumplir...
-Sophia... Por favor... Déjame que te explique...
-Y lo peor es que encima dices que ella no vale para ti... Claro, debes de besarte con cualquiera siempre que te es posible...- estaba furiosa, sus palabras destilaban enojo y dolor por igual.
Él le había fallado. No podía olvidar eso.
-No, no digas eso... No sabes nada... No sabes nada sobre mi pasado, no sabes sobre Shia ni cómo fueron las cosas... Vamos, Sophia... En todo este tiempo no he salido ni estado con nadie, sólo contigo- las palabras de Javier sonaban como si ellos fueran pareja y no sólo amigos. Pero el reclamo de Sophia también escondía un tono similar de sentimientos.
La joven suspiró y se puso de pie con esfuerzo.
-Debo ir al baño... No puedo estar así, me siento toda pegoteada por el sudor...- dijo, mientras se dirigía a darse una ducha.
Javier la observó sin acercarse demasiado, dándole su espacio. Quería aclarar las cosas. Hablar con ella y explicarle todo. Nada quedaría sin decirse. No, no pensaba dejar nada afuera. Quería que ella estuviera al tanto de todo, lo bueno y lo malo...
En el baño Sophia gritó asustada y Javier corrió a ver qué sucedía.
-Javier... Si tuve fiebre... ¿Quién me dio un baño de agua fría?- preguntó, casi temblando al ver los jabones y demás cosas de la tina ordenados prolijamente como ella jamás dejaba.
El médico hizo una mueca. Obviamente sólo había estado él con su paciente y sin tener ayuda, tuvo que hacer todo él sólo. Apoyado contra la puerta, imaginando la cara de espanto de su amiga y paciente, suspiró.
-Fui yo...- dijo, casi en susurros.
La joven gritó de nuevo, presa de la vergüenza. Se sentía humillada.
Él, su mejor amigo, su médico... El chico que... No, no iba a pensar en lo que sentía en verdad por él... Lo importante era que Javier había tenido el atrevimiento de darle un baño... ¡Qué vergüenza! ¿Con qué cara podía mirarlo ahora?
-Sophia, soy médico... No pensé en ti como mujer, sólo me preocupé por bajar tu temperatura, la fiebre era muy alta y realmente me asusté de que te hiciera mal...- trató de explicar el muchacho.
Sophia temblaba de pies a cabeza.
Sophia temblaba de pies a cabeza.
Era verdad lo que Javier decía. Él no se había detenido a pensar en nada, más que en salvar a Sophia.
Sus instintos masculinos habían quedado anulados por su desesperación ante el estado grave de su paciente.
Sophia había estado muy mal. Él lo sabía bien. No hubo tiempo para llamar a nadie. Tampoco era bueno, si ella estaba débil, estar en contacto con muchas personas. Cualquier bacteria o virus podía generar destrozos en su ya vulnerable salud.
Javier estaba siendo sincero, más Sophia nunca lo sabría, o no entendería la razón.
El médico suspiró una vez más, resignado ante la actitud de Sophia, alejándose de la puerta.
-Te creo...- susurró Sophia a sus espaldas- Me refiero al tema del baño... Eres buen médico, no puedo negarlo.
Javier giró y se encontró con la joven que le miraba con sus mejillas rojas por la vergüenza mientras una mueca de dolor cubría su rostro.
-Sophia... Lo lamento... No es mi intención que te sientas mal... Por favor...- suplicó.
-No lo entiendes... Simplemente no comprendes cuánto puede dolerme una mentira o una promesa rota. Tampoco tú sabes todo sobre mi... Mi pasado es algo de lo que nunca te hablé...-
ella estaba bajando la guardia nuevamente.
Javier intentó acercarse, quería abrazar a esa chica de mirada café y mejillas escarlata.
Pero ella dio un paso atrás. No quería sus abrazos luego de verle con aquella mujer.
-No sé si podré algún día confiar nuevamente en ti...- susurró.
Él asintió, triste y abatido.
-Bien... Entonces, llamaré a Nana y me iré a mi casa...
Sophia entrecerró los ojos. No podía confiar en él. Tampoco quería tenerle lejos. Lo necesitaba. Pero no lo iba a admitir.
-No... No la llames. No quiero arruinar su reencuentro con su hermano. Quédate, por favor.- pidió, con la mirada en el suelo.
Javier sonrió, esperanzado. Sophia no se había cerrado por completo. Él podía valerse de eso para intentar ganarse su confianza nuevamente.
Mientras Sophia se daba una ducha Javier preparó algo para comer.
La joven encontró a su médico esperándole sentado a la mesa, con el almuerzo listo.
Sopa de pollo y verduras...
Estuvieron en silencio durante varios minutos, hasta que Sophia suspiró y dijo:
-Estuve a punto de casarme, hace poco más de un año. Pero mi enfermedad se agravó y mi prometido me abandonó cuando más le necesitaba. Poco tiempo después mi madre murió. Y me sentí muy sola... Quimey había prometido nunca dejarme, dijo que no permitiría que nada me lastimase ni me hiciera llorar. Pero falló en su promesa al cortar el compromiso y me rompió el corazón, si acaso eso es posible...
-Estuve a punto de casarme, hace poco más de un año. Pero mi enfermedad se agravó y mi prometido me abandonó cuando más le necesitaba. Poco tiempo después mi madre murió. Y me sentí muy sola... Quimey había prometido nunca dejarme, dijo que no permitiría que nada me lastimase ni me hiciera llorar. Pero falló en su promesa al cortar el compromiso y me rompió el corazón, si acaso eso es posible...
Javier la observó temblar, presa de un antiguo dolor y una vez más odió a aquel muchacho que había lastimado de esa manera a Sophia.
-Entiendo lo que viviste... Sé cuánto duele que te abandone quién más amas. Shia fue mi novia durante más de 3 años. Un día me dijo que teníamos que hablar. Explicó que veía que mi trabajo me consumía mucho tiempo y que se sentía sola. Terminó diciendo que había conocido a otro hombre y que lo amaba y que ya no sentía nada por mi... Eso ocurrió hace 8 meses. Nunca más la vi, hasta ayer. Y no quise besarla, me tomó por sorpresa. Ella no me importa. De verdad...
Sophia hizo una mueca de dolor, quería creerle a Javier, quería confiar en él, pero se sentía traicionada.
Aún cuando ella misma había ocultado cosas de su vida, sentía que él le había fallado.
Sophia hizo una mueca de dolor, quería creerle a Javier, quería confiar en él, pero se sentía traicionada.
Aún cuando ella misma había ocultado cosas de su vida, sentía que él le había fallado.
-Yo no soy él... Nunca lo fui ni lo seré. Perdóname, debería haberte comentado antes sobre mi ex... Pero Sophia, princesa, por favor... No dejes de confiar en mí... Por favor...
La joven suspiró, el sentimiento que tenía hacia Javier era muy fuerte y empujaba la balanza para el lado bueno.
Entonces una idea despertó en sus pensamientos.
Algo que involucraba la confianza en su amigo/médico y las horas de fiebre que había tenido.
-Javier... ¿Quieres demostrarme que puedo confiar en ti? Se sincero conmigo- rogó, mirándole fijamente.
Él sonrió y asintió, dándole lugar a Sophia para que hablara tranquila.
Él sonrió y asintió, dándole lugar a Sophia para que hablara tranquila.
-Sé que cuando tengo fiebre deliro y digo cosas extrañas o incluso ando sonámbula por la casa... Dime la verdad, ¿anoche hice algo que pueda importarme?
Algo le hacía pensar que había hecho más de una tontería, porque por lo general actuaba siguiendo sus sueños, ya su madre y hermana se lo habían dicho en otras ocasiones.
Algo le hacía pensar que había hecho más de una tontería, porque por lo general actuaba siguiendo sus sueños, ya su madre y hermana se lo habían dicho en otras ocasiones.
Y ella recordaba bien lo que había soñado... Toda la noche Javier había sido el protagonista de sus delirios.
Javier abrió grandes los ojos. Quería serle sincero, pero tenía miedo de la reacción de su paciente.
Suspiró, prefería ser sincero...
Suspiró, prefería ser sincero...
-Bueno, me asusté mucho al escucharte llorar. Lloraste mucho y por mi culpa. Lo sé porque mencionabas mi nombre a cada momento...- dijo, encogiéndose de hombros.
-¿Sólo eso?- cuestionó Sophia, había un sueño en particular que ella recordaba claramente.
-Mmm... Si... Hubo algo más...- dudó, mirando los ojos de Sophia, tratando de medir las consecuencias- A media noche me despertaste, me abrazaste y... y me besaste. Bueno, nos besamos...
Sophia se quedó sin aliento, con la boca abierta en una gesto de pánico que no podía disimular.
-Mmm... Si... Hubo algo más...- dudó, mirando los ojos de Sophia, tratando de medir las consecuencias- A media noche me despertaste, me abrazaste y... y me besaste. Bueno, nos besamos...
Sophia se quedó sin aliento, con la boca abierta en una gesto de pánico que no podía disimular.
-¿Yo te besé? ¿Y tú no te negaste?- la vergüenza había regresado a ella, fuerte, imparable.
-No, no te rechacé. Me sorprendiste. Estabas dormida pero tus ojos estaban abiertos, me mirabas tiernamente... Y no pude resistirme... También me dijiste que me amabas...
La muchacha no daba en si antes las palabras de Javier. ¡Ella en verdad lo había besado, y le había dicho que lo amaba! Y él explicaba con gesto alegre, como disfrutando el momento...
-¿Por qué no me detuviste? ¿Por qué no me rechazaste?- inquirió, incrédula.
-Eso es simple... Princesa, no te detuve, ni te rechacé, y correspondí encantado a tu beso porque... Te amo...
Zas zas zassssssssssssssssss!!!! Diossssssssss Erzzz necesitaba algo así!!! millones de gracias! Qué capi, sí! El amor, ohhh!! si!! Al fin se lo dijo!! Ahhhhh y ahora a esperar por la reacción de Sophia!! Me muero!!
ResponderEliminarNena, te adoro!
Besos
T.
wiii..wou!! hermanta!! me encanto el capi!! simplemnte genial!!! y aaa ahora estare como loca por el otro capi jejeje
ResponderEliminarte quiero!!
besos!!
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa qque cosa mas hermosaaaaa!!!! yo quiero un Javierrr jeje
ResponderEliminar