Capitulo 18: El Corazón de Sophía

Sophia despertó cuando los primeros rayos del sol entraban por el ventanal de su habitación.
En el sofá que había junto a su cama encontró a Javier, que dormía profundamente.
No pudo evitar hacer una mueca de dolor pensando en su médico. Las cosas no estaban ahora como para demostrar ningún sentimiento. No. De ninguna manera.

Lentamente, se levantó de la cama y caminó hasta donde Javier dormía.
-Te amo- susurró tristemente- Te amo con todo mi ser... Y por eso mismo, nunca te lo diré a la cara. Mereces lo mejor y una chica cuya vida ha transcurrido entre hospitales, con un corazón herido y enfermo con el mío, simplemente no es lo mejor para ti... Te amo, mi vida, pero no es tiempo para sufrir por un amor que no tiene posibilidades de existir...
Con esas palabras, y varias lágrimas de por medio, Sophia levantó un muro de gruesa pared y encerró en un gigantesco laberinto a su corazón. Ya no lloraría. Ya no sufriría. El dolor quedaría oculto también entre las paredes...

Con poco esfuerzo regresó a la cama y con un leve llanto que nadie escuchó, se durmió nuevamente.

Ya bien entrada la mañana, Javier despertó y se descubrió en el lecho improvisado. Miró a Sophia, que dormía tranquila y entrecerró los ojos, preocupado y sin esperanza alguna.
-Mi princesa... Desearía que todo esto fuese sólo un mal sueño- dijo entre murmullos.
La amaba tanto, tanto. Estaba allí, tan cerca suyo que se hacía importable la idea de abrazarla y besarla. Pero sabía bien cuál sería su respuesta.
-Te amo. Aunque no me creas, aunque te parezca mal. Te amo y voy a luchar por tu amor hasta el límite mismo de mis fuerzas y más todavía...- susurró al oído de Sophia, antes de tomar su abrigo y salir para su casa.
Debía darse un baño y regresar a su trabajo.
El día le sería demasiado largo sin la sonrisa y simpatía constante de Sophia.

Danlin despertó sobresaltada.
Había tenido un extraño sueño en el que ella y Francisco eran novios.
Su sorpresa creció cuando se descubrió en el sofá de la sala, con el rostro de Francisco a poco centímetros del suyo... Ambos habían mirado una película hasta muy tarde y sin darse cuenta habían caído dormidos allí.
En absoluto silencio, se levantó y tomó sus cosas. Llegó a su cuarto sin dificultad alguna. Francisco siguió durmiendo bastante tiempo más, sin saber que había estado tan cerca de Danlin, sin imaginar el sueño que ella había tenido... Una idea que él había pensado más de una vez aún sin quererlo.

Nana abrió los ojos temprano, como era su costumbre.
La noche anterior había sido perfecta.
Andrés había resultado ser un buen muchacho y Mariana ya no tenía dudas en confiar en él y darle otra oportunidad. Por eso mismo, ya habían concertado otra cita para el fin de semana siguiente...

Al mediodía, la enfermera le dio a Javier nuevos resultados de los distintos análisis de Sophia. Ella ya estaba mejor y si prometía hacer reposo, podría volver a su casa.

El médico se llevó las manos a la cabeza y suspiró. Lo hacía feliz la idea de saber que Sophia estaba recuperándose de su bronquitis, pero le dolía pensar que ella estaría sola en su casa mientras él debía trabajar.

¿Y si Quimey iba a visitarla? ¿Y si ese tonto muchacho aprovechaba esas largas horas para convencer a Sophia y lograr otro oportunidad con ella?

No. Sophia no era tonta... pero igual el miedo estaba.

Javier llegó al cuarto de se amor/amiga/paciente y escuchó risas. ¡Sophia estaba riendo!

Entró a la habitación entusiasmado y se encontró con Danlin que estaba contándole a su hermana los detalles de la noche anterior.

No pudo evitar sonreír él también. Era encantador ver a Sophia así. Su mirada se iluminaba siempre...

Nana llegó un par de minutos también y Javier pensó que era mejor darles espacio para que hablaran. Antes de irse, simplemente dijo:

-Si todo sale bien, mañana a la mañana ya te daremos de alta...

Sophia asintió en silencio, sonriendo levemente.

Ya sin su médico cerca, miró a Danlin y Nana y susurró:

-Vino Quimey....

Las chicas ,miraron sorprendidas a Sophia.

-¿Y aceptaste escucharlo?- cuestionó molesta Danlin.

-Estoy cansada de odiarlo... es un gasto de energía innecesario...

-Pero...- Danlin dudaba, molesta y Mariana simplemente escuchaba todo en silencio.

-Miren, no me importa lo que piensen. Ya lo decidí. Acepté sus disculpas...- Sophia era terca, muy terca.

-Creo que ya eres grande para saber lo que te hará bien y lo que no... si quieres hablarle, bien por ti, pero no esperes que nosotras lo tratemos bien o seamos simpáticas con él- dijo Nana, con voz grave.

-Está bien... no les pido nada...

Mariana y Danlin asintieron.

-Ahora...- Sophia cambió de tema rápidamente- Danlin estaba a punto de contarme algo de un sueño que tuvo...

Nana miró a la niña con gesto curioso y Danlin suspiró, nerviosa.

-Vale, esto da vergüenza...- dijo y comenzó a contarles el sueño.

Francisco despertó tarde. Se encontró solo en la casa y con una nota de su hermana:

"Me voy a ver a Sophia... que tengas linda mañana."

El muchacho se desperezó varias veces y luego decidió tomar una ducha antes de desayunar... el día sería largo. Debía organizar algunas entrevistas para las distintas universidades donde pensaba estudiar y eso le llevaría buena parte del día.

Mejor. Tener la mente ocupada en otras cosas le ayudaría a no pensar en Danlin...

Se sentía extraño. No se reconocía a sí mismo... ¿Cuándo fue que esa niña de rasgos orientales le había robado el corazón? ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Debía hacer algo, el muro que intentaba poner se debilitaba por momentos y él se volvía vulnerable... Si. Debía hacer algo y pronto. No podía amar a su mejor amiga. No, no debía...

Nana y Danlin se despidieron de Sophia cuando, cerca de las 13 hs, la enfermera trajo el almuerzo. Ellas también debían comer algo y hablar de un tema importante.

En el tiempo que habían estado con Sophia, nada habían dicho sobre Mar. Debían esperar a que la joven estuviera mejor de salud y había que organizar bien todo... sabían que Sophia podía reaccionar mal.

Salieron del hospital por la entrada principal, por eso mismo, no vieron a Quimey, que ingresaba por la guardia...

Sophia estaba terminando su almuerzo cuando llamaron a su puerta. Sabia, por el tipo de golpe, que era Quimey.

Él entró con una sonrisa y Sophia sólo suspiró.

-Veo que hoy estás mejor...- dijo, mirándola fijamente.

-Si, está mejor... lástima que tenías que llegar tú...- la voz de Javier sonó grave y fría detrás de Quimey.

-Bueno, pero mira quién se queja...- dijo el aludido- Como si tú fueras tan bueno...

-Sabes de lo que soy capaz, no me provoques...- Javier se notaba más que enojado.

-Mira el miedo que tengo- se burló Quimey, ya molesto.

Sophia los miraba en silencio. Genial, sólo faltaba eso, una pelea entre ellos...

-Sophia me quiere aquí...- el ex trataba de marcar terreno.

-Sophia me quiere...- replicó el médico, haciendo énfasis en sus palabras.

-Lo lograré...- tentó Quimey.

-No lo creo...- retrucó Javier.

-¡Ya basta!- gritó Sophia y ambos muchachos quedaron en silencio, mirando a esa joven de cabellos castaños que tanto amaban...

Pero ellos eran dos y ella sólo una. ¿Quién lograría plantar bandera en el corazón de Sophia? la batalla había comenzado...