sábado, 11 de septiembre de 2010

Capitulo 19: El Corazón de Sophía

-Bien… ¿qué le diremos y cómo lo haremos?- la voz de Danlin sonaba cargada de preocupación.
-No sé…- Nana hablaba sin mirar a la niña, dirigiendo su atención hacia el frente, mientras caminaban hacia algún restaurant para almorzar tranquilas.
Danlin suspiró y frunció el ceño. Muchas dudas nacían en torno a Mar y la presentación que debía ocurrir de la mejor manera posible.
-Sophía se sentirá destrozada. Ya su padre es bastante basura con todo lo que le ha hecho, esto es la gota que colmó el vaso- dijo Mariana, peinando su cabellera que el viento movía a su antojo.
-Sí, lo sé. Pero peor es dejarla en la ignorancia completa y que de buenas a primeras Mar se le presente y le dé la sorpresa.
-Llevas razón… bueno, ya escuchaste a Javier, puede que mañana mismo le den de alta, cuando regrese a su casa hablaremos tranquilas…
-Sí… por cierto, no me agrada para nada Quimey y su regreso. Habrá que turnarnos y acompañar siempre a mi hermana, no quiero que esté sola con ese tonto…- Danlin hablaba molesta y enojada, le enfurecía la idea de saber a Quimey cerca de Sophía luego de tanto daño causado.
Nana asintió en el momento justo de entrar al restaurant.
-Ya veremos cómo hacemos. Tenemos dos puntos en contra: Sophía es terca, la mujer más terca que conozco y se sentirá agobiada si le caemos todo el día en la casa y por otro lado, si Shia aparece en casa de Javier, ten por seguro que Sophía se lo cobrará aceptando a Quimey en cuanto se haga presente en su apto.
Danlin miró a su amiga con cara de espanto, pero el mozo había llegado y esperaba atento su pedido…



-Por favor… déjenme tranquila…- pidió Sophía, bufando ante la inminente pelea entre su médico y su ex novio.
Javier gruñó, molesto e incómodo. Él no pensaba dejar sola a su paciente junto a ese idiota de Quimey.
Y Quimey tampoco se veía muy contento. ¿Qué derecho tenía ese medico de cuarta para impedirle a él ver a Sophía?
-La cuestión es así… tú, Javier, sólo puedes cuidar de mi salud y hasta ahí nada más. Quimey, no tienes derecho a maltratar a Javier y tampoco tienes motivo para venir todos los días a verme…- Sophía se mostraba inflexible y seria.
Quimey y Javier sabían sobradamente que no debían reclamar nada, ella no cedería, pero aún así, el médico dio un paso hacia la joven en la cama y dijo:
-Soy tu médico, bien lo dijiste, y como tu médico, debo cuidar de ti. Tu salud no depende sólo de lo físico, también de lo emocional y sé que Quimey te hizo mucho mal como para permitir que esté cerca de ti y te lastime nuevamente.
Sophía entrecerró los ojos y suspiró.
-Sí, lo sé. Pero soy adulta y ya hablé contigo ayer. Por favor, acepta mi decisión…- durante un instante, ella levantó una ceja; un gesto muy leve, casi imperceptible, pero suficiente para que Javier se diera cuenta. Había cuestiones que Sophía no hablaría delante de Quimey.

-Yo sólo venía a ver si estabas mejor. Nada más…- dijo Quimey, dolorido y triste. Él amaba a Sophía y no le agradaba la idea de hacerle más daño del que ya le había causado. Quería luchar por ella, pero sin que eso le pesara… podía enfrentar a Javier sin la presencia de esa chica que tanto le interesaba a ambos. Sí, esa era una buena idea…
Sophía miró a Quimey en silencio, al igual que Javier. Y luego de unos instantes dijo:
-Sí, Quimey, ya estoy mejor. Gracias… mañana ya estaré de regreso en casa.
-Oh, bueno, entonces estaré visitándote. Te llamaré antes, para ver si deseas mi visita e iré de inmediato, siempre que quieras…
La muchacha asintió, sonriendo levemente. Este Quimey preocupado y siempre predispuesto era un nuevo hombre para conocer, bien distinto del Quimey recluido y distante que ella había conocido en los últimos meses de relación.
Quimey se acercó a Sophía por el lado contrario a Javier y sonriendo también, besó la mejilla de la joven que dominaba su razón y corazón y sin decir palabra alguna, se retiró de la habitación.

Javier veía la escena procurando contener su furia. Quimey estaba jugando con cartas que él poco conocía. En un mes era poco lo que había podido aprender de Sophía comparado con lo que podía saber Quimey en años de noviazgo que había tenido con ella.
Daba igual, él no se daría por vencido. No, de ninguna manera.
Aún si el bebé de Shia era en verdad su hijo, más allá de todo, él lucharía por Sophía y saldría vencedor, ya lo había decidido.

-Princesa… sólo tengo una pregunta. Sé sincera, por favor…- pidió, mirando a su paciente fijamente.
Ella suspiró y afirmó con un gesto, esperando al pregunta.
-¿De verdad serías capaz de perdonarlo todo y darle otra oportunidad?- en realidad, esa no era la pregunta que él deseaba hacer, pero sabía que era difícil obtener la respuesta que en verdad quería.

Sophía hizo silencio por unos instantes, pensado las palabra adecuadas qué decir.
-Quimey fue capaz de hacerme mucho daño, pero si lo comparo, he sentido dolores más fuertes, sufrimientos peores. No puedo comparar lo que sentí por él con lo que puedo llegar a estar sintiendo por…
-Por mi- agregó el médico, haciendo una mueca de dolor.
-Por ti o por cualquier otra persona…- corrigió Sophía- Javier, con todo lo acontecido, ¿de verdad esperas que me permita a mí misma la posibilidad de amarte? Si ya lloré y viví tristeza pura siendo sólo tu amiga, no hay modo de que deje que mi corazón sienta algo más por ti… no hay esperanzas en una relación contigo, ¿para qué quererte? Quimey puede cuidar de mí, no está atado a nada ni nadie…

Javier escuchaba atento esas palabras que poco a poco lo iban destrozando.
Sophía estaba desgarrando cada hebra de su ser, arrancando en carnes vivas la piel de sus emociones y apretando fuerte su corazón, como esperando verlo morir.
Ella lo quería. Él lo sabía bien. Estaba mostrándose fría, distante y sin sentimientos por una única razón: Shia y el bebé.
Quimey no dependía de nadie, pero había posibilidades de que él, médico, amigo y enamorado de Sophía, debiera hacerse cargo de un hijo que recién conocía.

-Sophia… princesa…
-De verdad, Javier. Pensar que sería posible algo entre nosotros es lastimarnos aún más. Soy tu paciente, tu amiga, pero ¿de verdad estarías dispuesto a querer tener una relación conmigo? Tengo una enfermedad que puede quitarme la vida en cualquier momento, un pasado y un presente lleno de conflictos y problemas. Estar conmigo es complicarte las cosas… más se de verdad eres padre y tendrás que cuidar de ese niño.
-Mi vida, no lo entiendes. Te amo. Con todo mi ser, te amo…
-Javier, yo no te quiero. No siento lo mismo por ti. No te miro de ese modo… sólo soy tu paciente.
-Sophía, deja de fingir.
-No finjo nada. Cuando me recupere y me den de alta, no me recordarás ni me pensarás. Otros pacientes ocuparán tu cabeza y ni me extrañarás… sé sincero, ¿Por qué piensas que me quieres? Has tenido que soportarme horas, días completos por mi condición, pero si hubieras tenido la libertad de elegir, seguramente otras muchas alternativas te hubieran interesado más…
Javier miraba al amor de su existencia sin creer lo que escuchaba. ¡Ella estaba cuestionando su amor!

-Si nos hubiésemos conocido en una fiesta o en la universidad, ¿te habrías interesado por mí? No lo creo…- continuó diciendo Sophía- Y está bien, porque es así… no hay motivos para que estemos juntos, sólo mi necesidad de paciente y tu trabajo de médico nos mantienen unidos de alguna forma…
-No sólo niegas el hecho de que te ame… ¿Tampoco cuentas mi amistad?- replicó Javier, molesto y enojado.
-Sí, la valoro y mucho. Eres mi mejor amigo, pero sé que tienes trabajo y una vida qué vivir y no puedo estar molestándote para todo… quiero tu amistad, quiero que recurras a mí si me precisas, quiero poder contar contigo cuando lo necesite. Pero no podrás estar siempre ni yo podré estar siempre…
-Yo lo estaré…
-Javier, no prometas cosa que no puedes cumplir. Pronto deberás hacerte cargo de toda una sección en el hospital, en cuestión de días vivirás más aquí que en tu casa y a penas si nos veremos…
-Yo estaré siempre, física, emocional o mentalmente, no te dejaré nunca. Quieres que deje de amarte, vale, lo acepto, pero más allá de ser mi paciente eres mi amiga y no debes dudar de eso nunca.
Sophía sonrió levemente.
-Te creo… por favor, deja de sufrir tanto, deja de mirarme tan triste. Te creo, creo que no me dejarás sola… pero por favor, no me digas que me amas. No me obligues, no me empujes a buscar otro médico porque no lo pensaré dos veces y lo haré ni bien vea que esto está yendo demasiado lejos…
Javier miró al suelo, suspirando. Ahora no sólo debía fingir que no la quería, también debía mostrarse feliz cuando feliz era lo último que podía ser.
Por primera vez en su vida, Javier decidió hacer algo malo… él mentiría, fingiría, sería algo que no era… lo haría hasta que Sophía mejorara, mientras lograba que Mariana y Danlin lo ayudasen con Quimey, mientras solucionaba lo de Shia, él sería lo que nunca fue. Dejaría guardados sus sentimientos por su paciente y se centraría en lo demás. Pero seguiría luchando. En silencio, desde la oscuridad en que su alma se veía envuelta. Seguiría luchando siempre…


Nana y Danlin terminaron de comer y se dirigieron de regreso a su apartamento.
En la puerta las esperaba Mar, con gesto preocupado y nervioso.
-¿Sucede algo malo?- preguntó Mariana.
-Hay algo más que debo contarles…- replicó Mar.
Danlin miró con miedo a esa niña de su misma edad mientras abría la puerta de la casa y le daba lugar a pasar.
-No soy hija única… tengo un hermano de 24 años… se peleó con nuestro padre hace años y se fue a vivir lejos… él también quiere conocer a Sophía…- dijo Mar, tan rápido que ni tiempo les dio a Nana y a Danlin para acomodarse y prestarle la atención que merecía.
Danlin observaba a Mar con la boca abierta, sorprendida y sin saber qué decir.
Mariana, en tanto, intentaba aclarar sus ideas.
-¿Esto quién lo sabe?- cuestionó, mientras marcaba el número de su socio en su móvil.
-Mi padre y yo… William ni siquiera se lo ha dicho a sus abogados. Mi madre falleció cuando yo era pequeña y cuando mi hermano se fue, sólo me quedó mi padre…
-Bien. Aún no sabemos cómo presentarte a Sophía y ya hay otro hermano más que conocer… ¿Dónde está él ahora?- inquirió Nana. Danlin no podía hablar aún, presa de la noticia que acaba de escuchar.
-Nicolás está en África. Es un aventurero nato y su viaje lo tiene allí ahora. Regresará en un mes o dos. Anoche le comenté sobre Sophía y quiere conocerla- explicó Mar.
-Bien, bien… ya veremos cómo lo haremos…- repuso la joven abogada mientras lograba, al fin, comunicarse con Raúl, su socio.

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4 comentarios :

  1. Por favor!! dime que puedo golpear a Quimey.. je! Dios ese hombre llego para arruinar todo :P y tengo un hermano? wou! eso si me gusta je!
    Espero con ansias el prox capi!
    Besotes tqm!!

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  2. No puede ser!! Entiendo el punto de Sophia, pero Dios! me encanta Javier!!
    Respecto a Quimey, no olvido que la dejó cuando más le necesitaba...así que le miro con recelo.
    Tengo ganas de que pateen el culo del padre de Sophia.
    Nena, ha sido un capi excelente!!
    Un besazo
    T

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  3. Mmmm.. ahora, aparte de Sophia, tambien tiene que fingir Javier? madre mia... y todo por tonterias y malentendidos...

    Bueno, que se le va a hacer... ademas, esta el asunto de MAr y Nicolas... mmm... ya veremos como se resuelve todo...

    Danlin, TKM!

    MAP!

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  4. que cruel sophia! :( pero es necesario, no quiero ni imaginarme como actuara javier :( y Mar., buehh a ver que se trae

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