Nicolás resultó ser una persona encantadora...
Ni bien Sophia y él se encontraron, congeniaron rápidamente.
Sophia disfrutaba de tener a un amigo/hermano de su edad y se sentía cómoda hablando con él.
Danlin, por su lado, descubrió que Nicolás era mucho más simpático que Mar y se sintió a gusto al ver a Sophia tan alegre con su llegada.
Incluso creyó percibir que Mar se comportaba mejor estando Nicolás presente.
Mariana no podía dejar de sonreír. Se sentía muy emocionada al ver a Sophia con el rostro iluminado por la felicidad y llegó a pensar que talvez este muchacho ayudaría a que Sophia dejara de pensar en la proximidad de su muerte.
Cuando Francisco y Nicolás se encontraron, estallaron en risas. Ellos se habían hecho amigos en el extranjero, mientras viajaban recorriendo el mundo y les pareció sorprendente ver que ahora la vida los unía de esta manera.
La atmósfera en la casa de Sophia era de lo más acogedora y todos reían y hablaban entre sí. Todos menos Mar, que observaba la escena desde afuera, como simple testigo.
Nicolás decidió entonces que era hora de ayudar a su hermana y aclarar todo. No soportaba ver a Mar con tanto dolor y culpa sobre su espalda...
-Necesito decirles algo...- anunció- Algo importante.
Todos lo miraron en silencio, esperando a que continuara.
-Cuando Mar descubrió que Sophia existía y supo de su enfermedad, William le prometió hacer todo lo posible y lo imposible por salvarla. A cambio, él quería que Mar hiciera que Sophia se alejara de Danlin, era todo parte de un plan... El muy maldito tiene mil ideas, todas para su bien propio y el mal de los demás...- mientras hablaba, todos giraron sus rostros hacia la adolescente que estaba sentada en la parte más alejada de la sala.
Mar había comenzado a llorar, temerosa de la reacción del grupo.
-Papá... William, William me dijo que él te salvaría- susurró, mirando a Sophia- Y yo todo lo que quería era verte bien... Odio encontrarte rodeada de cables y monitores como cuando te vi por primera vez en el hospital. De verdad creí que William podía ayudarte... Perdón...- la voz de Mar se entrecortaba por el llanto.
Mariana y Sophia se miraron e hicieron una mueca. Ellas podían imaginarse algo así por parte del padre de Sophia, en verdad no les llamaba la atención esta noticia.
Danlin caminó lentamente hacia Mar y para sorpresa de todos, se fundió en un abrazo fuerte con esa chica con la cual se había estado peleando el día anterior.
-Si el mismísimo diablo me dijera que puede salvar a mi hermana, yo le vendería mi alma con los ojos cerrados... No te preocupes, te perdono... Siento mucho todo lo que has tenido que pasar... Ahora nosotros cuidaremos de ti- murmuró al oído de Mar.
Así, las dos adolescentes dejaron atrás los malos momentos pasados y comenzaron en ese mismo instante a entablar una fuerte amistad... No sólo compartían hermana, ahora se veían como familia.
-Y hay algo más...- informó Nicolás- He decidido que Mar debe vivir conmigo y no con William. Ya comenzamos la mudanza... Él no ha puesto objeción alguna, pero creo que precisaré de un buen abogado por si pretende reclamar la custodia.
Nana sonrió y se ofreció a colaborar con la cuestión.
La mañana transcurrió veloz y al caer la tarde, la primer estrella en el firmamento descubrió a Sophia sola, una vez más... Ella extrañaba los extensos diálogos con Javier, su risa, su alegría contagiosa. Pero no pensaba llamarlo. En cambio, había concertado cita con Quimey. Cenarían juntos y allí Sophia podría darle respuesta al pedido del muchacho.
Faltaba aún un par de horas para la cena, cuando llamaron a la puerta de Sophia. Era su médico...
Ella lo miró atónita. Él sonreía y se mostraba de lo más feliz.
-Hola, princesa- la saludó.
-Hola- replicó confundida, dándole espacio para que entrara a la casa.
-Mi vida, vengo a dejarte esto- indicó, tendiéndole un papel doblado por la mitad.
Sophia tomó el papel y miró a Javier aún más confundida.
Él sonrió al ver el gesto de su paciente y dijo:
-Es el teléfono de José, mi compañero de guardia. Yo saldré con varios amigos a una fiesta y regresaré tarde, aprovechando que mañana tengo día libre en el trabajo. Cualquier cosa que te suceda, llama a José, él está al tanto de todo y podrá ayudarte...
Sophia miraba el papel en sus manos intentando ocultar su molestia. Javier sonreía gustoso al contemplar que su plan iba como quería.
-Bueno, princesa, ya te dejo. Debo bañarme y prepararme para cuando los muchachos pasen por mí... Cuídate mucho.
-Vale, vale... Vete que yo también debo arreglarme. Tengo una cita con Quimey. Pienso decirle la decisión que tomé... Deseame suerte- repuso, sonriendo.
No pensaba mostrar ni por un instante el enojo que le producía imaginar a Javier en una fiesta con infinidad de mujeres a su alrededor.
Javier no dejó de sonreír en ningún momento. No pensaba arruinar su estrategia poniendo en evidencia su parecer ante ese casamiento.
Simplemente asintió, mientras su sonrisa crecía aún más y dijo:
-Claro, mi princesa. Espero que la suerte te acompañe.
Luego de pronunciar esas palabras, el médico se retiró a su apto. Sophia cerró la puerta intentando no golpearla muy fuerte. Pero la furia en ella crecía más y más...
Javier pensaba salir a divertirse mientras ella debía cuidar su salud. ¡y qué feliz se veía él ante la idea de la fiesta!
Sophia suspiró. No dejaría que nada la hiciera mal. Aunque... Si algo le sucedía, Javier debería ir a socorrerla. No. No era buena idea. Después de todo, si había una emergencia debía de llamar a José, para eso le había dejado su médico ese papel con los números de teléfono del otro profesional.
Sophia suspiró y siguió con los preparativos para la noche.
Mariana y Andrés cenarían juntos en la casa de Mariana.
Francisco y Danlin habían organizado con Nicolás y Mar para salir a cenar y ver una película en el cine.
Ya habían terminado las clases para las chicas y los chicos aún no comenzaban la universidad.
La noche llegó...
Quimey pasó a buscar a Sophia y se dirigieron al restaurant. Él se veía nervioso y Sophia no pudo evitar sonreír. Recordaba una situación similar, varios años antes. En aquel momento, Quimey también había estado lleno de temores y nervios.
Andrés llegó a casa de Nana con varias bolsas con todo lo necesario para preparar la cena. Era la primera vez que el abogado entraba al hogar de Mariana y ambos lo sabían, la relación había madurado lo suficiente como para hacer oficial el noviazgo.
Javier en tanto, estaba con sus amigos, pero nada disfrutaba de la fiesta. Pensaba en Sophia y no podía divertirse sabiendo que el amor de su vida estaba en una cita con otro hombre.
Francisco y Danlin esperaban fuera del local de comidas rápidas a Mar y Nicolás.
Cuando los hermanos llegaron, Mar fue directo a Danlin, a comentarle como iba el arreglo de su cuarto en su nueva casa.
Por su lado, Nicolás había descubierto el secreto de Francisco e intentaba que su amigo admitiera la verdad.
Nicolás era de los que pensaba que cuando amas, debes lanzarte por ese amor y no se detendría hasta no ver que su amigo fuera feliz junto a Danlin.
-No entiendes...- susurró Francisco mientras Mar y Danlin estaban en el baño- Ella es mi amiga y hay muchas cosas de por medio...
Nicolás levantó una ceja. Con ese gesto, Francisco pensó que en verdad era hermano de Sophia.
-Dime qué no entiendo.
Francisco suspiró.
-Ella no quiere novio y no voy a presionarla. No es como las otras chicas. No se interesa en mí por lo que aparento...
-No, pero te quiere. Y claro que no se fija en su exterior, ha crecido a tu lado, te conoce de verdad. Por eso te quiere, aunque no lo sepas ver.
-Nicolás...
-Soy experto en descubrir cuando una mujer te mira en serio y sólo por la belleza. Somos guapos, por eso siempre tenemos quién nos mire. Pero el verdadero amor, eso es lo importante...
Francisco miraba a Nicolás sin saber qué más decir. Parecía que de pronto ese chico de cabellos castaños y ojos negros quería ser su cupido personal.
Tal y como había dicho, Nicolás sabía bien que las mujeres se sentían atraídas por su amigo y por él. Incluso había disfrutado muchas veces de esas situaciones. Nunca le faltaban citas. Pero aún no había encontrado al verdadero amor y ver que Francisco estaba cerca y no hacía nada le preocupaba.
Cuando Danlin y Mar regresaron y se dispusieron a elegir la cena, Nicolás se prometió a sí mismo que haría algo al respecto sobre la situación de su amigo.
Sí. Ya estaba resuelto. Danlin y Francisco terminarían juntos...
Cuando Danlin comenzó a gritar, Nicolás salió de sus pensamientos y buscó con la mirada a Francisco, sin entender nada.
Danlin salió corriendo, Mar iba detrás.
Francisco bufaba y Nicolás sólo se limitó a seguirlo.
Por la calle, Javier y una chica de cabellos rojizos caminaban dificultosamente, a causa de todo lo habían bebido. Reían y cantaban, ajenos a lo que sucedía a su alrededor.
-¿Qué diablos te sucede?- gritó Danlin, parandoce delante y cortandole el paso.
Francisco miró a Nicolás, mientras Javier se detenía y observaba a Danlin.
-Nico, él es Javier, el médico de Sophia...
Nicolás unió cabos y gruñó, al comprender el enojo de Danlin.
Camino junto a la adolescente y antes de que Javier pudiera decir nada, con un fuerte puñetazo lo derribó.
Él sabía del dolor de Sophia y esto era demasiado...
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Si si si!!! Erz!!! siii!!! Nana muy bien, Danlin en proceso, Mar renovada y zas! guantazo para Javier por capullo, ains, cómo me gusta esta historia!!
ResponderEliminarUn beso gigante
T.
Hola mi Erzengel;D
ResponderEliminarPasando a desearte un hermoso finde;D
kisses
jajajajajajaja que buen final jajajajaja.. espero que haya una buena pelea.. aunq creo que el galeno dara una buena lucha.. de verdad no lo entiendo.. con respecto a nana me alegro que este bien con andres, y que funciones lo de francisco y danlin.. espero una buena pelea jajaja.. saludos erz.. espero tengas un full de lo mejor.. cuidate un mega abrazo
ResponderEliminarUn fenomeno de capi!
ResponderEliminarMe esta gustando mas y mas! no quiero que termineeee!!!
REcuperate prontooo, te quiero!
Danlin, TKM!
MAP!
Golpe para Javier!.. ¿Que le pasa? pero bueno... Me encanto!!..=D
ResponderEliminarTqm!
Besotes
Toma Javier, que bien merecido, ajajajajajajaj
ResponderEliminarte quedo estupendo el capi, un beso mi reina y nos leemos que te quiero millones
Irene