Tommy inspiró y expiró aire varias veces.
Todo su cuerpo temblaba, como si estuviese a punto de transformarse allí mismo, delante de Dilann y de mí.
Cerró los ojos, concentrándose y cuando volvió a mirarnos estaba más calmado, aunque no por completo.
-Yo... Necesito contarles que... Estoy imprimado...- dijo, con voz entrecortada.
Dilann sonrió y de un salto, comenzó a acercarse a Tommy con los brazos abiertos, mientras decía:
-¡Hombre, felicidades!...
Pero Tommy le miró fijamente y agregó:
-...de Danlin.
Yo sonreí, eso me alegraba y mucho. Bien sabía que Danlin sentía algo por Tommy, ¿qué mejor que él sintiera algo por ella también?
Pero Dilann no reaccionó, no de inmediato.
Primero se quedó parado, mirando a Tommy.
Luego, comenzó a sacudir la cabeza a uno y otro lado.
Y reaccionó al fin, luego de varios instantes... ...poniéndose en posición de ataque.
-Mi hermanita...- gruñó- ¿cómo te atreves?
Y saltó sobre Tommy veloz como un rayo.
Tommy se quedó quieto. Claramente, no pensaba defenderse ni atacar...
En el preciso instante en que el vampiro movió su puño para golpear al quiluete, yo salté y quedé en medio de ambos.
-No peleen... Dilann, tu hermana es bastante adulta como para decidir con quién estar o de quién enamorarse- dije, mirándole fijamente.
Dilann no relajó su postura, entrecerró los ojos y gruñó.
-Sabes algo, algo que no me has dicho...- me acusó.
Desvié la mirada hacia el suelo. Danlin me había confiado sus sentimientos, no podía delatarla. Era decisión suya el decir, o no, lo que sentía.
-No sé nada. Pero considero que tu hermana tiene edad suficiente como para elegir con quién estar. Y no importa si le interesa un metamorfo, un vampiro o un brujo. Eso lo decide ella. ¿O acaso tú le pediste permiso para fijarte en Nana?
Dilann cerró los ojos y respiró muy lentamente. Abrió los ojos luego de varios segundos y miró a Tommy.
-Disculpa. Es sólo que... La recuperé hace poco tiempo y no quiero perderla...- dijo, encogiendose de hombros.
-No la perderás. Siempre será tu hermana. Míralo de este modo, si ella quiere a Tommy, ganarás un hermano- comenté, sonriente.
El vampiro asintió y se dirigió hacia el quiluete, nuevamente con los brazos extendidos.
-Viéndolo de esa forma... Tommy, ojalá mi hermana te acepte.
Sonreí, al ver la alegría en Tommy ante el cambio de actitud de Dilann.
Pero no podía dejar de lado ciertas cuestiones.
Los chicos y yo debíamos tener una larga conversación...
Estaba a punto de sacar el tema, cuando mi teléfono vibró.
El indicador mostraba el número de alguien que ya me había llamado antes...
-Naimé... La orden ya fue dada. En unas horas estaré ahí. Vete en cuanto puedas. Cuida de Isabella...- la voz de Dimitri denotaba apuro.
La comunicación se cortó.
Frente a mi, Dilann y Tommy me miraban, intrigados por el mar de emociones que debía de estar mostrando mi rostro.
Suspiré y los miré a ambos.
-Reunión en la sala... ¡Ya!- grité, mientras habría la puerta de la biblioteca y hechaba a correr en busca de los demás.
Tommy se encargó de llamar a los quiluetes, Dilann buscó a las chicas y yo hice lo mismo con Aitor.
En menos de 5 minutos, todos estábamos en la sala, reunidos.
Todas las miradas se enfocaban en mi. Nadie sabía nada y había poco tiempo para explicar todo...
-Debemos irnos, escapar...- dije, tratando de no sonar nerviosa.
Aitor se puso de pie y caminó desde el sofá donde había estado sentado hasta mí. Me miró fijamente, preocupado por el tono de mis palabras.
Yo le devolví la mirada y tomé su mano con cariño.
-Estamos en peligro. No puedo explicar todo ahora, sólo puedo decir que los Vulturis vienen a por nosotros y debemos escapar...- expliqué con voz monocorde.
-Bien, ¿Qué propones?- preguntó Aitor, asumiendo que no había otra alternativa más que huir rápidamente de allí.
Me mordí el labio, pensativa y luego de un par de segundos dije:
-Debemos dividirnos en dos grupos. Tomar distintos rumbos y encontrarnos luego, ya lejos de toda amenaza...
Aitor, asintió, y esperó a que yo continuase hablando.
-Las chicas y yo nos iremos en un avión, rumbo a España. Los muchachos y tú, Aitor, irán en otra avión, hacia Alaska. Nos encontraremos en México y allí decidiremos hacia dónde seguir- propuse.
Pude ver el disgusto en los rostros de Dilann y Tommy, ellos, igual que Aitor, se mostraban reacios a la idea de dejar ir solas a cuatro mujeres en un avión. Pero éramos vampiras y yo ya había cumplido misiones sola...
-No podemos ir todos juntos... Y tanto Jake como Quil y Embry deben extrañar a sus familias. Si ustedes van para Alaska, los chicos pueden irse desde allí por su cuenta...- dije mirando a Aitor, antes de que él se negara siquiera- Es lo mejor que podemos hacer. Saldremos los dos grupos a la vez. Cuando estemos en pleno vuelo, yo les explicaré por la radio lo que pasa- prometí.
Aitor asintió, suspirando enérgicamente.
-Está bien. En marcha...- anunció y todos nos dirigimos a la terraza. Dos aviones de última generación estaban allí, preparados para situaciones como ésta.
Los gemelos se abrazaron y desearon suerte mutuamente.
Pero Dilann apenas si miró a Nana.
Algo semejante ocurrió con Tommy, que sólo dijo "No hagan nada tonto, cuidense" como despedida a las chicas y a mi.
Aitor y yo nos abrazamos y sonreímos, tratando de darnos ánimos el uno al otro.
-Nos veremos en unas horas...- dije, mirándole con cariño.
-Sí, sólo serán unas horas. Todo saldrá bien- respondió mi novio, y con un beso fugaz se despidió.
Y luego de eso, todos subimos a nuestros respectivos aviones...
El despegue de ambas máquinas ocurrió sin problema, ahora, sólo restaba encaminarnos hacia nuestros destinos.
Cuando hacían ya 20 minutos del viaje, conecté la radio y llamé a Aitor.
-Aitor, ¿me escuchas?...
-Sí, cariño, fuerte y claro.
-Bien, pon el audio en manos libres, así todos escuchan lo que tengo para decir...- le indiqué, mientras hacia lo mismo con el audio en el avión donde viajaba con las chicas.
-Listo. Ahora, cuéntanos que sucede- pidió Aitor.
Suspiré y comencé a hablar:
-Luego de escapar de Volterra, cuando llegamos al monasterio, recibí una llamada. Alguien ofrecía su ayuda, a cambio de la nuestra...
-Ajá...- el tono de Aitor sólo mostraba que no le gustaba nada lo que estaba escuchando.
Hice de cuenta como que no había escuchado nada y seguí explicando:
-Se trata de Dimitri, el guardia principal de los Vulturis, él está dispuesto a avisarnos siempre que Aro y los demás traten de atraparnos y peleará de nuestro lado cuando llegue el momento.
-¿Qué pide a cambio?- inquirió Tommy.
-Quiere que le ayudemos a escapar a él, Félix, el saltador y Marco... Quieren alejarse de la vida de Volterra- dije, casi en susurros.
Pude escuchar cómo del otro lado de la línea algo se rompía.
Una respiración se entrecortaba...
-¿Tienes idea del lío en que te metiste? ¿y si todo es una trampa y está mintiendote?- rugió Aitor. Estaba furioso...
-Por favor, confía en mí. Nada malo sucederá... No soy tonta, estoy yendo a España con las chicas porque tengo un plan... Y pedí que ustedes tomaran otra dirección para despistarle. Creo en Dimitri, pero cubriré mis apuestas. Nunca pondría en peligro a nadie del grupo. Ya verán, todo saldrá bien- contesté con tono tranquilo.
-Naimé, por favor, no hagas nada tonto, si Dimitri pide de encontrarse contigo, espera a que estemos todos juntos. Y no pierdas de vista a ninguna de las chicas, sobre todo a mi hermana- sugirió Dilann, podía imaginar su expresión de preocupación con facilidad.
-Vale, no somos niñas...- le contestó Danlin, con rabia- Sabemos cuidarnos...
Me mordí el labio enojada. Se suponía que la conversación era para explicar lo que pasaba no para empezar un ida y vuelta de retos...
-Ya está... Nosotras pensaremos cada paso antes de actuar, ustedes hagan lo mismo... Cuando lleguen a Alaska, Aitor, avisame. Yo haré lo mismo cuando pisemos suelo español- dije, zanjando el tema.
-Bien, así será... Estaremos en contacto, amor... Cuidense- respondió Aitor.
-Y ustedes también- repuse.
La comunicación entré los aviones, se cortó así, cuando nosotras teníamos todavía, varias horas de vuelo.
-Bien, ya que viajamos tantas mujeres solas, creo que es hora de terminar una conversación, ¿no creen?- pregunté desviando la mirada de los controles y dirigiéndola hacia Danlin.
Ella asintió y miró a Nana, que parecía confusa.
-Isabella, Naimé y yo, estábamos hablando sobre romances... Y le debemos algunas respuestas...- explicó, sonriendo.
-Varias...- corregi- Y tú, Nana, puedes participar, también tengo preguntas para ti...
Nana sonrió también y sólo dijo:
-Bueno, nos hace falta algo de helado, para estar más cómodas mientras hablamos...
Yo rompí a reír.
-Je, ya sabía yo... Busquen al fondo, hay un congelador, espero que les gusten los sabores... Traigan algo para mí, el vuelo es sencillo, puedo comer si lo deseo...
Nana e Isabella corrieron a buscar el helado.
Danlin se me quedó mirando, entrecerrando los ojos.
-Siento que tus preguntas nos aplastarán...- susurró.
-No, para nada... Sólo les haré sudar un poco...- respondí entre carcajadas.
Las chicas regresaron con el helado.
Cuando ya cada una tenía postre para comer, me acomodé en mi asiento y pregunté:
-¿Quién quiere ir primero?
Danlin, Nana e Isabella se miraron entre sí.
Todo su cuerpo temblaba, como si estuviese a punto de transformarse allí mismo, delante de Dilann y de mí.
Cerró los ojos, concentrándose y cuando volvió a mirarnos estaba más calmado, aunque no por completo.
-Yo... Necesito contarles que... Estoy imprimado...- dijo, con voz entrecortada.
Dilann sonrió y de un salto, comenzó a acercarse a Tommy con los brazos abiertos, mientras decía:
-¡Hombre, felicidades!...
Pero Tommy le miró fijamente y agregó:
-...de Danlin.
Yo sonreí, eso me alegraba y mucho. Bien sabía que Danlin sentía algo por Tommy, ¿qué mejor que él sintiera algo por ella también?
Pero Dilann no reaccionó, no de inmediato.
Primero se quedó parado, mirando a Tommy.
Luego, comenzó a sacudir la cabeza a uno y otro lado.
Y reaccionó al fin, luego de varios instantes... ...poniéndose en posición de ataque.
-Mi hermanita...- gruñó- ¿cómo te atreves?
Y saltó sobre Tommy veloz como un rayo.
Tommy se quedó quieto. Claramente, no pensaba defenderse ni atacar...
En el preciso instante en que el vampiro movió su puño para golpear al quiluete, yo salté y quedé en medio de ambos.
-No peleen... Dilann, tu hermana es bastante adulta como para decidir con quién estar o de quién enamorarse- dije, mirándole fijamente.
Dilann no relajó su postura, entrecerró los ojos y gruñó.
-Sabes algo, algo que no me has dicho...- me acusó.
Desvié la mirada hacia el suelo. Danlin me había confiado sus sentimientos, no podía delatarla. Era decisión suya el decir, o no, lo que sentía.
-No sé nada. Pero considero que tu hermana tiene edad suficiente como para elegir con quién estar. Y no importa si le interesa un metamorfo, un vampiro o un brujo. Eso lo decide ella. ¿O acaso tú le pediste permiso para fijarte en Nana?
Dilann cerró los ojos y respiró muy lentamente. Abrió los ojos luego de varios segundos y miró a Tommy.
-Disculpa. Es sólo que... La recuperé hace poco tiempo y no quiero perderla...- dijo, encogiendose de hombros.
-No la perderás. Siempre será tu hermana. Míralo de este modo, si ella quiere a Tommy, ganarás un hermano- comenté, sonriente.
El vampiro asintió y se dirigió hacia el quiluete, nuevamente con los brazos extendidos.
-Viéndolo de esa forma... Tommy, ojalá mi hermana te acepte.
Sonreí, al ver la alegría en Tommy ante el cambio de actitud de Dilann.
Pero no podía dejar de lado ciertas cuestiones.
Los chicos y yo debíamos tener una larga conversación...
Estaba a punto de sacar el tema, cuando mi teléfono vibró.
El indicador mostraba el número de alguien que ya me había llamado antes...
-Naimé... La orden ya fue dada. En unas horas estaré ahí. Vete en cuanto puedas. Cuida de Isabella...- la voz de Dimitri denotaba apuro.
La comunicación se cortó.
Frente a mi, Dilann y Tommy me miraban, intrigados por el mar de emociones que debía de estar mostrando mi rostro.
Suspiré y los miré a ambos.
-Reunión en la sala... ¡Ya!- grité, mientras habría la puerta de la biblioteca y hechaba a correr en busca de los demás.
Tommy se encargó de llamar a los quiluetes, Dilann buscó a las chicas y yo hice lo mismo con Aitor.
En menos de 5 minutos, todos estábamos en la sala, reunidos.
Todas las miradas se enfocaban en mi. Nadie sabía nada y había poco tiempo para explicar todo...
-Debemos irnos, escapar...- dije, tratando de no sonar nerviosa.
Aitor se puso de pie y caminó desde el sofá donde había estado sentado hasta mí. Me miró fijamente, preocupado por el tono de mis palabras.
Yo le devolví la mirada y tomé su mano con cariño.
-Estamos en peligro. No puedo explicar todo ahora, sólo puedo decir que los Vulturis vienen a por nosotros y debemos escapar...- expliqué con voz monocorde.
-Bien, ¿Qué propones?- preguntó Aitor, asumiendo que no había otra alternativa más que huir rápidamente de allí.
Me mordí el labio, pensativa y luego de un par de segundos dije:
-Debemos dividirnos en dos grupos. Tomar distintos rumbos y encontrarnos luego, ya lejos de toda amenaza...
Aitor, asintió, y esperó a que yo continuase hablando.
-Las chicas y yo nos iremos en un avión, rumbo a España. Los muchachos y tú, Aitor, irán en otra avión, hacia Alaska. Nos encontraremos en México y allí decidiremos hacia dónde seguir- propuse.
Pude ver el disgusto en los rostros de Dilann y Tommy, ellos, igual que Aitor, se mostraban reacios a la idea de dejar ir solas a cuatro mujeres en un avión. Pero éramos vampiras y yo ya había cumplido misiones sola...
-No podemos ir todos juntos... Y tanto Jake como Quil y Embry deben extrañar a sus familias. Si ustedes van para Alaska, los chicos pueden irse desde allí por su cuenta...- dije mirando a Aitor, antes de que él se negara siquiera- Es lo mejor que podemos hacer. Saldremos los dos grupos a la vez. Cuando estemos en pleno vuelo, yo les explicaré por la radio lo que pasa- prometí.
Aitor asintió, suspirando enérgicamente.
-Está bien. En marcha...- anunció y todos nos dirigimos a la terraza. Dos aviones de última generación estaban allí, preparados para situaciones como ésta.
Los gemelos se abrazaron y desearon suerte mutuamente.
Pero Dilann apenas si miró a Nana.
Algo semejante ocurrió con Tommy, que sólo dijo "No hagan nada tonto, cuidense" como despedida a las chicas y a mi.
Aitor y yo nos abrazamos y sonreímos, tratando de darnos ánimos el uno al otro.
-Nos veremos en unas horas...- dije, mirándole con cariño.
-Sí, sólo serán unas horas. Todo saldrá bien- respondió mi novio, y con un beso fugaz se despidió.
Y luego de eso, todos subimos a nuestros respectivos aviones...
El despegue de ambas máquinas ocurrió sin problema, ahora, sólo restaba encaminarnos hacia nuestros destinos.
Cuando hacían ya 20 minutos del viaje, conecté la radio y llamé a Aitor.
-Aitor, ¿me escuchas?...
-Sí, cariño, fuerte y claro.
-Bien, pon el audio en manos libres, así todos escuchan lo que tengo para decir...- le indiqué, mientras hacia lo mismo con el audio en el avión donde viajaba con las chicas.
-Listo. Ahora, cuéntanos que sucede- pidió Aitor.
Suspiré y comencé a hablar:
-Luego de escapar de Volterra, cuando llegamos al monasterio, recibí una llamada. Alguien ofrecía su ayuda, a cambio de la nuestra...
-Ajá...- el tono de Aitor sólo mostraba que no le gustaba nada lo que estaba escuchando.
Hice de cuenta como que no había escuchado nada y seguí explicando:
-Se trata de Dimitri, el guardia principal de los Vulturis, él está dispuesto a avisarnos siempre que Aro y los demás traten de atraparnos y peleará de nuestro lado cuando llegue el momento.
-¿Qué pide a cambio?- inquirió Tommy.
-Quiere que le ayudemos a escapar a él, Félix, el saltador y Marco... Quieren alejarse de la vida de Volterra- dije, casi en susurros.
Pude escuchar cómo del otro lado de la línea algo se rompía.
Una respiración se entrecortaba...
-¿Tienes idea del lío en que te metiste? ¿y si todo es una trampa y está mintiendote?- rugió Aitor. Estaba furioso...
-Por favor, confía en mí. Nada malo sucederá... No soy tonta, estoy yendo a España con las chicas porque tengo un plan... Y pedí que ustedes tomaran otra dirección para despistarle. Creo en Dimitri, pero cubriré mis apuestas. Nunca pondría en peligro a nadie del grupo. Ya verán, todo saldrá bien- contesté con tono tranquilo.
-Naimé, por favor, no hagas nada tonto, si Dimitri pide de encontrarse contigo, espera a que estemos todos juntos. Y no pierdas de vista a ninguna de las chicas, sobre todo a mi hermana- sugirió Dilann, podía imaginar su expresión de preocupación con facilidad.
-Vale, no somos niñas...- le contestó Danlin, con rabia- Sabemos cuidarnos...
Me mordí el labio enojada. Se suponía que la conversación era para explicar lo que pasaba no para empezar un ida y vuelta de retos...
-Ya está... Nosotras pensaremos cada paso antes de actuar, ustedes hagan lo mismo... Cuando lleguen a Alaska, Aitor, avisame. Yo haré lo mismo cuando pisemos suelo español- dije, zanjando el tema.
-Bien, así será... Estaremos en contacto, amor... Cuidense- respondió Aitor.
-Y ustedes también- repuse.
La comunicación entré los aviones, se cortó así, cuando nosotras teníamos todavía, varias horas de vuelo.
-Bien, ya que viajamos tantas mujeres solas, creo que es hora de terminar una conversación, ¿no creen?- pregunté desviando la mirada de los controles y dirigiéndola hacia Danlin.
Ella asintió y miró a Nana, que parecía confusa.
-Isabella, Naimé y yo, estábamos hablando sobre romances... Y le debemos algunas respuestas...- explicó, sonriendo.
-Varias...- corregi- Y tú, Nana, puedes participar, también tengo preguntas para ti...
Nana sonrió también y sólo dijo:
-Bueno, nos hace falta algo de helado, para estar más cómodas mientras hablamos...
Yo rompí a reír.
-Je, ya sabía yo... Busquen al fondo, hay un congelador, espero que les gusten los sabores... Traigan algo para mí, el vuelo es sencillo, puedo comer si lo deseo...
Nana e Isabella corrieron a buscar el helado.
Danlin se me quedó mirando, entrecerrando los ojos.
-Siento que tus preguntas nos aplastarán...- susurró.
-No, para nada... Sólo les haré sudar un poco...- respondí entre carcajadas.
Las chicas regresaron con el helado.
Cuando ya cada una tenía postre para comer, me acomodé en mi asiento y pregunté:
-¿Quién quiere ir primero?
Danlin, Nana e Isabella se miraron entre sí.
-Vale, yo elijo... Danlin, tú empiezas... ¿Sigues sintiendo algo por Tommy?...
Danlin trago el helado lentamente y suspiró.
-Bueno... Yo...- dijo, tartamudeando. Se aclaró la garganta y comenzó a hablar...
Luego le tocaría el turno a Isabella y Nana...
Teníamos muchas horas por delante todavía...
Danlin trago el helado lentamente y suspiró.
-Bueno... Yo...- dijo, tartamudeando. Se aclaró la garganta y comenzó a hablar...
Luego le tocaría el turno a Isabella y Nana...
Teníamos muchas horas por delante todavía...
Y mucho por preguntar...
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