-Bueno... Yo no siento nada por Tommy ni por ningún otro chico- dijo Danlin, encogiendose de hombros y negando con la cabeza.
Giré bruscamente y la miré entrecerrando los ojos.
Estaba mintiendo o era muy testaruda... O ambas cosas a la vez...
-Danlin...- comencé a decir, pero ella me detuvo.
-No, no entiendes. Yo no soy así, no busco novio o relación alguna, yo tengo planes, metas por alcanzar y no hay lugar ni tiempo para hombres en mi vida... Cuando esto termine, todavía me queda graduarme de la universidad... No, no pienso perder tiempo enamorandome... Y menos todavía de un metamorfo bruto como Tommy...
-Piensa lo que quieras... Pero Tommy no tiene ni un pelo de bruto- respondi volviendo mi vista hacia adelante, al inmenso cielo que se habría frente a nosotras.
-No toquemos más el tema y listo...- repuso Danlin y cruzándose de brazos, giró el rostro para mirar por la ventanilla del avión junto a la que estaba sentada.
Bufé e hice una mueca, pero dejé de lado la actitud esquiva de Danlin y seguí mi escrutinio con Isabella:
-¿Y tú, Isabella? ¿Sientes algo por alguien en particular?...
Isabella sonrió y dijo tímidamente mirando el suelo:
-Había alguien... Antes de que ustedes me encontraran... Él prometió cuidar de mí, mantenerme a salvo... Y ha cumplido su palabra. También prometió buscarme y tener una vida pacífica, lejos de toda guerra...
Sonreí al escuchar sus palabras. Dimitri sin duda quería a Isabella y ella sentía algo por él...
-¿Y quién...?-preguntó Danlin, curiosa.
-Eso es cosa de Isabella...- dije, con tono cortante, evitando que terminase la pregunta.
Danlin me miró y levantó una ceja, como diciendo "ya hablaremos a solas" pero guardó silencio.
-Nana, sólo quedas tú... ¿Arreglaste la cosas con Dilann?- inquirí suspirando.
Nana parpadeó varias veces y susurró:
-He sido una completa idiota... Me he comportado como una chiquilla caprichosa... Pero ahora veo que Dilann tiene razón. Yo no siento nada real por Aitor, sólo estaba impresionada porque me rescató. Y no puedo decir sí siento o no algo por Dilann, sonaría falso dadas las circunstancias...
Asenti, pensativa. Pronto llegaríamos a España...
-¿Y por qué tanto interés en saber si queremos a alguien o no?- la pregunta de Danlin me sacó de mis pensamientos.
-Esto... Es complicado. Ya estamos en territorio español. Cuando aterricemos les explico- dije, conectando la radio para solicitar permiso de aterrizaje en el aeropuerto de Madrid.
Ya en tierra firme, retiré un auto de una de las tantas cocheras que tengo en cada aeropuerto del mundo. Nunca se sabe cuando el necesario un auto veloz y de motor potente.
Como de costumbre, el coche era de color negro y vidrios tintados.
-¿Ya puedes contarnos tus motivos para tantas preguntas?- solicitó Danlin ni aceleré a fondo en la desolada carretera.
-Esto es algo que también quería decirle a los chicos, pero no me han dado los tiempos...- expliqué- Es respecto a la posibilidad de que cualquiera de ustedes sienta algo por otro del grupo o por cualquier persona en realidad...
Miré a Danlin, que iba sentada a mi lado, y luego, por el espejo retrovisor observé a Isabella y a Nana.
-Veanlo así. Mi relación con Aitor nunca será la de los típicos novios... No podemos atarnos a lo que sentimos el uno por el otro, de ninguna forma- dije, mirando al horizonte.
-Eso es ser demasiado frío...- susurró Nana.
-No- me atajé- no es ser frío. Sí las fuerzas enemigas saben lo que sentimos el uno por el otro, quedamos expuestos y podemos ser víctimas de chantajes, como cuando Aitor y Tommy fueron secuestrados por los Vulturis. Aunque amo a Aitor, no puedo dejar de lado mi deber y sé que el piensa como yo. Lo mismo ocurre con ustedes. No importa cuanto se quieran entre sí, nunca permitan que eso les vuelva débiles. De ninguna forma deben abandonar su parte en la misión porque algún ser querido está en peligro. En ese sentido, pues, soy fría y ustedes deben serlo también. Sí los otros saben sus debilidades, las usarán en su contra y no es bueno. Nunca lo es. Al amar a alguien, nosotros que estamos en medio de una guerra, estamos poniendo en peligro a esa persona. Es mejor mostrarse fríos, para protegerles de era manera...
Las chicas asintieron, en silencio, pensativas.
Un rato después, Nana preguntó:
-¿A donde estamos yendo?
-A ver a un amigo que puede ayudarnos... Forma parte del grupo que prometió defender a las estrellas...- respondi, sonriente.
-¿Sí? ¿y cómo es? ¿cómo se llama? ¿tiene dones?
-Eso lo averiguarán ahora mismo...- dije, estacionando el auto frente a un edificio que parecía abandonado.
Bajamos del coche mientra un muchacho se acercó a nosotros luciendo una capa con capucha de color marrón.
Nos acercamos a él y ya a dos pasos de nosotras, el muchacho se bajó la capucha.
Sus cabellos negros y su piel blanca de perfecta brilló al sol, tal y como estaba ocurriendo con nosotras.
-Naimé, es un placer volver a verte- dijo el vampiro, sonriendo y me abrazo.
Le devolví el abrazo y sonriendo también, miré a las chicas y dije:
-Niñas, les presento a Anieli...
Giré bruscamente y la miré entrecerrando los ojos.
Estaba mintiendo o era muy testaruda... O ambas cosas a la vez...
-Danlin...- comencé a decir, pero ella me detuvo.
-No, no entiendes. Yo no soy así, no busco novio o relación alguna, yo tengo planes, metas por alcanzar y no hay lugar ni tiempo para hombres en mi vida... Cuando esto termine, todavía me queda graduarme de la universidad... No, no pienso perder tiempo enamorandome... Y menos todavía de un metamorfo bruto como Tommy...
-Piensa lo que quieras... Pero Tommy no tiene ni un pelo de bruto- respondi volviendo mi vista hacia adelante, al inmenso cielo que se habría frente a nosotras.
-No toquemos más el tema y listo...- repuso Danlin y cruzándose de brazos, giró el rostro para mirar por la ventanilla del avión junto a la que estaba sentada.
Bufé e hice una mueca, pero dejé de lado la actitud esquiva de Danlin y seguí mi escrutinio con Isabella:
-¿Y tú, Isabella? ¿Sientes algo por alguien en particular?...
Isabella sonrió y dijo tímidamente mirando el suelo:
-Había alguien... Antes de que ustedes me encontraran... Él prometió cuidar de mí, mantenerme a salvo... Y ha cumplido su palabra. También prometió buscarme y tener una vida pacífica, lejos de toda guerra...
Sonreí al escuchar sus palabras. Dimitri sin duda quería a Isabella y ella sentía algo por él...
-¿Y quién...?-preguntó Danlin, curiosa.
-Eso es cosa de Isabella...- dije, con tono cortante, evitando que terminase la pregunta.
Danlin me miró y levantó una ceja, como diciendo "ya hablaremos a solas" pero guardó silencio.
-Nana, sólo quedas tú... ¿Arreglaste la cosas con Dilann?- inquirí suspirando.
Nana parpadeó varias veces y susurró:
-He sido una completa idiota... Me he comportado como una chiquilla caprichosa... Pero ahora veo que Dilann tiene razón. Yo no siento nada real por Aitor, sólo estaba impresionada porque me rescató. Y no puedo decir sí siento o no algo por Dilann, sonaría falso dadas las circunstancias...
Asenti, pensativa. Pronto llegaríamos a España...
-¿Y por qué tanto interés en saber si queremos a alguien o no?- la pregunta de Danlin me sacó de mis pensamientos.
-Esto... Es complicado. Ya estamos en territorio español. Cuando aterricemos les explico- dije, conectando la radio para solicitar permiso de aterrizaje en el aeropuerto de Madrid.
Ya en tierra firme, retiré un auto de una de las tantas cocheras que tengo en cada aeropuerto del mundo. Nunca se sabe cuando el necesario un auto veloz y de motor potente.
Como de costumbre, el coche era de color negro y vidrios tintados.
-¿Ya puedes contarnos tus motivos para tantas preguntas?- solicitó Danlin ni aceleré a fondo en la desolada carretera.
-Esto es algo que también quería decirle a los chicos, pero no me han dado los tiempos...- expliqué- Es respecto a la posibilidad de que cualquiera de ustedes sienta algo por otro del grupo o por cualquier persona en realidad...
Miré a Danlin, que iba sentada a mi lado, y luego, por el espejo retrovisor observé a Isabella y a Nana.
-Veanlo así. Mi relación con Aitor nunca será la de los típicos novios... No podemos atarnos a lo que sentimos el uno por el otro, de ninguna forma- dije, mirando al horizonte.
-Eso es ser demasiado frío...- susurró Nana.
-No- me atajé- no es ser frío. Sí las fuerzas enemigas saben lo que sentimos el uno por el otro, quedamos expuestos y podemos ser víctimas de chantajes, como cuando Aitor y Tommy fueron secuestrados por los Vulturis. Aunque amo a Aitor, no puedo dejar de lado mi deber y sé que el piensa como yo. Lo mismo ocurre con ustedes. No importa cuanto se quieran entre sí, nunca permitan que eso les vuelva débiles. De ninguna forma deben abandonar su parte en la misión porque algún ser querido está en peligro. En ese sentido, pues, soy fría y ustedes deben serlo también. Sí los otros saben sus debilidades, las usarán en su contra y no es bueno. Nunca lo es. Al amar a alguien, nosotros que estamos en medio de una guerra, estamos poniendo en peligro a esa persona. Es mejor mostrarse fríos, para protegerles de era manera...
Las chicas asintieron, en silencio, pensativas.
Un rato después, Nana preguntó:
-¿A donde estamos yendo?
-A ver a un amigo que puede ayudarnos... Forma parte del grupo que prometió defender a las estrellas...- respondi, sonriente.
-¿Sí? ¿y cómo es? ¿cómo se llama? ¿tiene dones?
-Eso lo averiguarán ahora mismo...- dije, estacionando el auto frente a un edificio que parecía abandonado.
Bajamos del coche mientra un muchacho se acercó a nosotros luciendo una capa con capucha de color marrón.
Nos acercamos a él y ya a dos pasos de nosotras, el muchacho se bajó la capucha.
Sus cabellos negros y su piel blanca de perfecta brilló al sol, tal y como estaba ocurriendo con nosotras.
-Naimé, es un placer volver a verte- dijo el vampiro, sonriendo y me abrazo.
Le devolví el abrazo y sonriendo también, miré a las chicas y dije:
-Niñas, les presento a Anieli...
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