Capítulo 17: Melodía (fic para Danlin)

Las clases fueron una simple sucesión de salones. Qué explicaron los profesores no podría decirlo, mi cabeza y pensamientos volaban distantes.
Yo sólo pensaba en Nilnad y su marcha lejos de aquí.

Matt estuvo mandandome mensajes todo el día, pero ninguno respondí.
Haydé se mantuvo a mi lado en silencio, acompañándome sin decir palabra. Ella me conocía, me daba espacio pero no se alejaba...

Al termino de la hora de educación física Haydée habló en tono bajo:
-¿Quieres que mamá te lleve a casa o prefieres caminar?- ella sabía que yo elegiría la caminata, que podría decirle entonces todo lo que sentía y vivía al saber que Nilnad se había ido.
Sonreí a medias y susurré:
-Quiero caminar...

Tomamos el sendero de siempre, cortando camino por el bosque. Era un camino que ya de tanto recorrerlo estaba marcado y la hierba no crecía allí.
Al principio ni Haydée ni yo hablábamos. Entonces, yo rompí el silencio.
-No lo quiero como novio... Pero... Lo quiero cerca mío...- dije, cuidando de no mencionar su nombre.
Mi amiga asintió y suspiró.
-Si... Te...- Haydée no llegó a terminar la frase, unos pasos más adelante, apoyado junto a un árbol, Matt nos esperaba con mirada oscura.
Mi amiga se detuvo en seco y yo la imité instantáneamente.
-¿Te llegaron mis mensajes?- preguntó mirándome fijo y sin prestar atención a Haydée.
-Si...- no sé porqué, pero algo me hacía temer. Algo en Matt me daba miedo.
-Podrías haber respondido...- su voz denotaba molestia y enojo- Y tú, idiota... Te he visto, estás con ese tonto de Haziel...

Haydée hizo oídos sordos, sólo miraba un punto perdido, desviando la mirada del muchacho que parecía furioso.
A una velocidad increíble, sobrehumana, Matt pasó por mi lado, me empujó y caí al suelo y fue tras mi amiga, a quién acorraló contra un árbol, tomándole por el cuello...

-Tonta... No lo entiendes... Tú eres mía y sólo mía... No de ese estúpido... Y Danlin... Ya me haré cargo de ti...- Matt hablaba con un tono de voz distinto, más melodioso y cautivador... Esa voz... Era semejante a la de Nilnad y Haziel...

-Si... Es verdad... Mi voz es parecida a la de ellos...- dijo Matt, como leyendo mis pensamientos- Yo soy uno de ellos...
Ante mi mirada atónita, Matt cambió el color de sus cabellos por un perfecto y brillante dorado y sus ojos brillaban también, como dos gemas preciosas.
Él era un Minorean...

-Nadie puede dejar de quererme... Yo soy perfecto y ustedes deben adorarme, como las demás chicas...- su voz tan cautivadora daba terror.
Haydée gimió bajo las garras de Matt y comenzó a respirar entrecortado.

-Por favor... Déjala... Sueltala...- pedí con ojos suplicantes.
-Haré con ella lo que quiera y luego me haré cargo de ti... Cállate...- respondió furioso.
Comencé a llorar, viendo como mi amiga comenzaba a perder la conciencia...

Entonces, una ráfaga veloz pasó a mi lado e impulsó a Matt, que terminó chocando contra otro árbol y lo partió por la mitad.
Haydée cayó pero su cabeza no golpeó el suelo, Haziel la tenía entre sus brazos y corrió a mi lado para dejarla conmigo.
-Cuida de ella... Yo las protegeré...- dijo, volviendo su mirada a Matt, que ya estaba de pie y venía a hacerle frente.
-Matirus... ¿Quién te da derecho de hacer esto?- la furia en Haziel le mostraba con alguien supremo y terrible.
-Haziel... Deberías hacer como yo y aprovechar, usar tus encantos con las mujeres...- provocó Matt.
Haziel gruñó y saltó sobre su oponente.
Puñetazos y patadas se daban y recibían por igual.
Hasta que Haziel apareció frente a mi, (Haydée descansaba entre mis brazos) y puso su cuerpo como escudo en el instante mismo en que Matt pretendía saltar sobre nosotras con sus manos transformadas en mortales garras.
Haziel gimió y pude ver cómo caía de rodillas a mi lado. Por la comisura de sus labios un hilo de sangre se deslizó mientras cerraba los ojos dolorido...

Matt comenzó a reír... Su espeluznante risa resonaba en todo el bosque...
Pero algo llamó su atención desde la oscuridad.

Mi llanto iba en aumento, mientras veía a Haziel sostener la mano de Haydée que seguía inconciente y él mismo estaba a punto de desmoronarse.
Matt seguía gruñendo... Alguien se acercaba.
Contuve el llanto y esperé ansiosa a ver si acaso la salvación era posible para nosotros... Esta no podía ser nuestra hora... No...