Capítulo 22: Melodía (fic para Danlin)

POV Agenor

Entre el llanto de mi madre y mi tía, mientras mi padre y su hermano corrían junto a Nilnad y Haydée hacía lo mismo para con Danlin, Haziel me miró fijo.
Mi hermano no respiraba. Su corazón no latía. La vida había huido de mi mellizo.
Y Danlin moriría también. Ella había aceptado su amor por él, era la única respuesta que encontraba a lo que estaba ocurriendo.

No podía moverme.
La sola idea de pensar a mi hermano muerto me quitaba el aliento. No. Esto no podía estar ocurriendo.

Mi madre y mi tía salieron el cuarto junto a Haydée. Haziel no quitaba su mirada de mi rostro mientras mi padre cantaba una plegaria por mi hermano y mi tío trabajaba por salvar a Danlin.
La mirada de Haziel me hacía poner aún más nervioso.
Era como si todo esto no estuviera ocurriendo, como si sólo fuese un mal sueño del que no podía despertar.
Piensa... Piensa...
Un susurro llegaba hasta mí, lejano pero audible.
"Somos uno en nuestra extraña naturaleza... Dos individuos que fueron un único ser al principio..."

Parpadeé varias veces mientras un grupo de ancianos entraba presuroso al cuarto. Algunos oraban junto a Danlin, otros cantaban fúnebres melodías de despedida.
Las heridas de mi hermano eran de tal magnitud que aún cuando intentaron revivirlo, todo fue en vano. Los pensamientos de los ancianos sonaban fuerte en mi cabeza.

-No... No... ¡No!- grité, al borde de la histeria- Mi hermano no puede morir...
Haziel suspiró, tranquilo y calmado. Como buen líder que era, nunca perdía los estribos.
-Por favor, dime que puedes salvarle... Que te animas a salvarle...- suplicó.
-Él es mi mellizo... Mientras yo viva siempre habrá otra oportunidad para Nilnad...- dije, mientras caminaba hacía el lecho donde descansaba el cuerpo sin vida de mi único hermano.
Las antiguas leyendas decían que cuando un mellizo ha muerto, su hermano puede salvarlo acercándose al borde del abismo, dando parte de su existencia a su mellizo.
Por eso me miraba Haziel, había intentado hacerme pensar y recapacitar desde el principio.
-Sólo si eres capaz de dar la vida por tu mellizo, si crees que podrás salvarle, entonces las heridas que te generes no tendrán efecto en ti y tu hermano se salvará. Pero tú mismo debes clavar el puñal, tú debes provocar las heridas, en eso nadie puede ayudarte. Ten fe y tanto Nilnad como tú vivirán. Duda o no confía y ambos perecerán...- explicó mientras miraba con dolor a mi hermano.
Asentí en silencio. En verdad me creía capaz de salvar a mi mellizo. Lo amaba con todo mi ser, nunca habíamos peleado por ninguna razón, éramos tan unidos que parecíamos la sombra el uno del otro.
Él merecía vivir, ser feliz junto a Danlin... Yo lo daría todo por la vida de Nilnad y su alma gemela... Se él vivía, ella también se salvaría.

Mientras los ancianos nos miraban aún cantando esas tristes melodías, mientras mi padre sostenía la mano de mi hermano con el llanto convulsionando su cuerpo, yo tomé mi puñal de plata y cerré los ojos.
-Hermano... Pronto nos veremos...- dije sonriente, en tanto la filosa y brillante hoja penetraba mi pecho de un solo movimiento.
La herida comenzó a sangrar rápidamente, pero no presté atención al dolor o la dificultad al respirar. Sólo procuré mojar mis manos con el fluido rojizo... Si mi sangre entraba en contacto con el cuerpo de Nilnad, él se salvaría.
Ya no escuchaba las voces de los ancianos cantando, tampoco podía oír a mi padre ni a Haziel. Era como si el mundo se hubiese detenido en el preciso momento en que mis dedos recorrían el rostro y pecho de mi hermano.
Todo se nubló entonces y ya no percibí el suelo bajo mis pies, ya no sentí nada.
Mi último pensamiento fue para mi hermano... "Nilnad, vive por favor..."