La lápida de Nicolás brilla con la luz del atardecer.
Sophía está en cuclillas, con un ramo de flores entre las manos.
-Hace un año que te perdimos… un año lleno de cambios- murmura la joven- Como verás, me han dado de alta, luego de muchos meses en rehabilitación. Es extraño saber que estoy viva, con tu corazón latiendo dentro mío. Es doloroso saber que ya no podré abrazarte, ni hablar contigo si lo preciso…
Una brisa suave sopla y juega con el cabello de Sophía. Ella se acomoda un mechón detrás de la oreja y continúa hablando:
-Hace tres meses Nana y Andrés se casaron. Están esperando un bebé, será niño y le pondrán tu nombre. Los chicos ya están en la universidad, les va bien, se esfuerzan mucho. William ha intentado acercarse, mucho no hemos logrado. Sólo habla de ti, me cuenta cosas de tu niñez, de tu vida sin conocerme.
El llanto despierta leve, suave, en Sophía. Varias lágrimas ruedan por sus mejillas antes de que ella siga con sus palabras.
-Estaremos bien, lo sé. Nunca pude despedirme. Creo que, de alguna forma, tú no querías que yo te dijese adiós. Si estoy aquí, viva, sana, es por ti. Tu corazón me mantiene en este mundo… te amo, Nico, lamento haber tardado tantos años en conocerte. Siempre te querré, hermano, lo sabes, ¿verdad?
Sophía hace silencio, como si esperara respuesta, como si pudiera escucharla en esa mudez absoluta que la rodea.
-Javier y yo estamos bien. Vamos a casarnos en primavera… yo sigo escribiendo, él sigue en el hospital.
La joven mira el cielo. La noche amenaza con elevarse pronto.
-Bueno, mi buen Nicolás, debo irme… solo venía saludarte. Feliz aniversario, espero que estés bien, en alguna nube rosada, rodeado de hermosas ángeles…
Sophía sonríe, recordando el carisma de su hermano.
Deja las flores contra la lápida, suspira y se incorpora.
Comienza a caminar lentamente.
Entre tanta agonía y dolor, sabe que su hermano siempre estará a su lado. Aunque no lo vea ni oiga.
En las afueras del cementerio, Javier espera a su novia y prometida. No ha querido acompañarla, sabiendo que ella anhelaba un momento a solas. Es la primer visita de Sophía al cementerio. Luego vendrán muchas más.
Sophía tiene toda una vida por delante. Una vida que compartirá con él.
Ya no son médico y paciente.
Son pareja ahora… una pareja disfrutando de su amor pleno. Una pareja que apuesta por un final feliz…
Bueno, gente... esta historia me duele en el alma. No quería terminarla, pero ya era tiempo. Espero les haya gustado. Gracias a todos...
Danlin, Nana, Geiser, Mar, gracias por ser mis personajes e inspiración.
Teles, gracias por leerme siempre.
Camila, niña, por face siempre me lees, mil gracias!
Gracias también Iker e Irene, por estar, por demostrarme tanto cariño...
Si todo sale bien, la semana próxima vendrán nuevas historias...
besotes!!!