Aclaración: Este relato si bien lo presenta Melina, ha sido escrito en conjunto por ella y su hijo, Ignacio, de 12 años. Pienso que debe hacerse la aclaración para valorar el aporte de Ignacio y su trabajo en el relato.
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Un recorrido inusual
Anochece y el pequeño pueblo de Palmares parece prepararse para descansar. Los últimos rayos de sol, dan una tonalidad entre naranja y amarillo, a la gran llanura que se despliega a un costado del caserío.
Aníbal sale de su trabajo, dispuesto a realizar el camino habitual hasta su casa.
Primero camina con un grupo de compañeros hasta la esquina de la fábrica en la cual desempeña su trabajo, y luego dobla hacia la izquierda, dejando atrás el descampado. Lentamente se dispone a recorrer las seis cuadras que lo separan de su hogar.
El invierno se hacía notar, aquella fría tardecita de junio. Los árboles tenían sus ramas totalmente desnudas y el viento congelaba el cuerpo, aún con ropa de abrigo.
Aníbal juntó sus manos, las llevó frente a la boca y sopló queriendo darle así un poco de calor a sus dedos helados, casi sin movimiento.
El sol terminó ocultándose totalmente bajo la tierra. La noche abrazó a pueblito y Aníbal se sintió extrañamente solo.
Parecía un viejo lugar en medio del desierto. Nadie andaba por las calles, los negocios habían bajado ya sus persianas.
El silencio era atemorizante e intrigante. Sin embargo, Aníbal decidió poner su mente en blanco, y seguir caminando. Pensó entonces que sería mejor apurar la marcha, para llegar más rápido a su casa, y para poder entrar en calor.
De repente, mientras ideaba su camino, el joven creyó oír un ruido detrás de sí. Con miedo, casi paralizado, se detuvo. Intentó darse vuelta y mirar quien lo seguía, pero estaba e totalmente inmóvil, su cuerpo no respondía. Siguió camino, pero ya estaba muy, pero muy asustado.
El viento parecía conocer el temor de Aníbal, y quiso jugarle una mala pasada. Comenzó a soplar furioso, doblando y hamacando las ramas de los desnudos árboles. Las luces de la calle se agitaban, dejando de a ratos la vereda a oscuras. Se escuchaba el rechinar de viejas chapas, que parecían quejarse de los años y las achacaduras.
Y el frío… el frío que llegaba a los huesos. El frío que inmovilizaba al cuerpo, que congelaba la cara y quemaba la nariz.
Todo parecía conjugarse, para aumentar el temor de ese pobre muchacho.
Casi llegando a la esquina, una sombra atravesó la bocacalle. Una nube oscura de polvo y vaya a saber qué otras cosas opacaron la visión, y taparon la nariz de Aníbal. No sabía por qué extraña razón, presentía que más allá de la oscura tiniebla, un desagradable encuentro lo esperaba.
Dudó entre cruzar la calle o detenerse, girar y regresar… pero ya todo era igual. La oscuridad, el silencio y la desertificación, se habían apropiado del pueblo. No quedaba ningún rincón en el que la luz otorgara un poco de alivio al miedo y a la angustia del pobre Aníbal,
Resignado, siguió su camino.
Intentó recordar los detalles de esa esquina, para evitar caer. La vereda era de pasto, con un fino camino marcado por el paso de los vecinos del lugar. Al llegar al cordón no debía olvidar la zanja por la cual fluía el agua de las viviendas.
- ¡Justo a mí me tiene que pasar esto! Pensó enojado.
Luego suspiró dándose cuenta que no había otra solución posible a sus problemas más que enfrentarlos.
- En la vereda de enfrente estaré mejor, se dijo a sí mismo.
Inspiró con la intención de darse coraje, y emprendió el rumbo. Un paso, luego otro… pero algo sucedió, algo que no llegaba a entender lo estaba atrapando y con gran fuerza tirando hacia arriba.
De repente, sintió que el piso se despegaba de sus pies, que no estaba adherido a nada, sus pasos quedaban suspendidos. Algo lo tomó por los hombros y sin ejercer fuerza alguna, lo elevaba por el aire. La nube negra comenzó a abrirse entonces y el joven pudo ver como el techo de las casas del pueblo estaban frente a él.
- No puedo dejar que esto ocurra, se dijo entrecortadamente.
Comenzó entonces a pelear con todas sus fuerzas. Luchó hasta el agotamiento con esa especie de poder invisible, pero todo fue inútil.
Luego de unos minutos, vio el pueblo desaparecer bajo sus pies. Por más que quiso luchar, sus fuerzas se habían agotado, como si intencionalmente se las hubieran succionado. Intentó gritar, pero su voz solamente existía en su pensamiento. Entonces se resignó y lloró… aunque tampoco pudo hacerlo, ya no tenía lágrimas.
Comprendió así que algo totalmente desconocido, le absorbía todas sus facultades humanas, que lentamente lo exprimía y despojaba de toda su humanidad.
Una luz clara y enceguecedora, nubló su panorama, ya para entonces había perdido de vista al pequeño pueblo. Estaba desorientado. Como en un sueño, quedó dormido y la luz lo tragó.
El pueblo jamás tuvo testigos del hecho.
La gente cuenta que el joven decidió irse, a probar nueva suerte a otros lugares donde la oferta de trabajo fuera mayor, y que jamás avisó a nadie, para evitar ser seguido.
Muy buen relato, la verdad es que no se nota casi nada el cambio de autor :-)
ResponderEliminarMucha suerte!! Besos!!
Me gusta, un relato muy bueno.
ResponderEliminarEl relato está muy bien de principio a fin, por lo que felicito a tu hijo por las partes en las que haya intervenido.
ResponderEliminarMe ha apenado mucho Aníbal, y me gusta la parte en que las mentes abyectas de los vecinos piensan mal de él: "Seguro que se ha ido a un sitio mejor y no ha dicho nada". Estas cosas suelen ocurrir de verdad.
¡Un abrazo!
Hola!! Bueno vengo a invitarte a que pases por mi blog.. Acabo de subir el ultimo capitulo de la primera historia que comenze a publicar "New York, Amor y Misterio" y me gustaria que comentaras dejando tu opinion sobre el acpitulo..
ResponderEliminarCuidate, que tengas una linda semana..
Au revoir..
Atte: The Eternal Dark Princcs
Por cierto hermoso relato, en verdad muy bello =)
Muy bueno. Alguna coma por ahí que necesita orientación. Me ha recordado las historias de abduciones que hicieron furor en los 70-80s.
ResponderEliminarGeniaL¡¡!!
ResponderEliminarMe ha llamdo mucho, y me tuvo al filo, jeje:D
Mucha suerte:D
A mi me ha encantado. he entrado por dos caminos diferentes pero por cualquiera me gusta. felicidades mis diez dedos para el voto.
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