Aquí me ven, participando del mismo.
La primera parte del relato, escrito por Leda, pueden Leerla Aquí. (Figuran allí las bases y en forma de comentario, está el inicio del relato). Si gustan participar, dense una vuelta por el blog de leda, donde hizo una entrada especial para ello.
Yo les dejo la continuación, de la que me hice cargo...
Además, al completarse el relato, todas las participantes del mismo colgaremos en nuestros respetivos blogs la historia completa y los links correspondientes.
Espero les guste!!!
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La llegada desde aquella nube donde se encontraba conversando con Teles hacia el mundo humano, sucedió veloz y apresurada para Erzengel. Ella podía percibir la ansiedad de sus compañeras, principalmente de Abeona.
La sola idea de pensar a un niño perdido y alejado de su madre en la noche de Navidad no era nada entusiasta para nadie, Abeona y su calidez maternal lo sufrían de sobremanera.
Erzengel miró a Teles y a las demás que estaban un poco más alejadas, como esperando que ella o la propia Teles se acercaran primero al niño y le hicieran algún cariño. Abeona sonrió al detectar la preocupación de sus amigas. No todos los días un grupo de seres tan variados, -como ninfas, ángeles e incluso una sirena- se reúne junto a un humano en un punto cualquiera de la tierra, menos aún si la meta principal consiste en consolar y cuidar de un niño hasta poder encontrar a su madre.
-Hola, pequeño… mi nombre es Erzengel -saludó rozando el rostro de la criatura con sus suaves manos-. Hemos venido a acompañarte.
El niño sonrió leve, muy levemente. Su miedo persistía, pero se notaba un poco más entusiasmado. No se sorprendía por el aura mágico del grupo de mujeres que lentamente lo iban rodeando, tampoco se preguntaba cómo habían llegado tan pronto a su encuentro. A esas edad, uno sólo da las cosas por aceptadas y punto; no cuestiona la magia, simplemente cree en ella.
“Qué haremos con él”, cuestionó Erzengel en pensamientos mientras correspondía la sonrisa, a fin de consultar a sus compañeras y no apabullar al pequeño.
Las chicas se miraron unas a otras. Podían intentar rastrear a la madre mientras algunas se hacían cargo junto a Abeona del niño. Un rastrillaje por la plaza no debía significar mucho esfuerzo.
“¿Buscaremos también en el bosque?”, preguntó Ada desde donde estaba situada. Su mirada iba directo a la formación de árboles que se encontraba varios metros más allá, donde la civilización terminaba. La ciudad misma había sido construida en medio del bosque, que estuviera presente allí no era nada especial, pero resultaba un obstáculo extra para las mujeres.
“Si nos dividimos, será más fácil”, reconoció Erzengel, “al menos deberíamos corroborar que no hay huellas cerca del bosque que puedan llamar nuestra atención”.
Con un gesto maternal y tierno, Abeona levantó en brazos al niño. Lo acurrucó contra su pecho, acariciando sus cabellos mientras cantaba una antigua nana.
Erzengel sonrió al pequeño mientras éste se guardaba un intento fallido de llorar. Buscó con la mirada a Teles, sabiendo que ella también querría permanecer junto al infante y se acercó a las demás mujeres de invisibles alas que estaban allí, esperando una idea para llevar a cabo.
“Iremos en pareja. La madre debería tener un aroma parecido al del niño, una esencia semejante”, explicó mientras movía sus manos y generaba una pequeña esfera luminosa. El bosque no contaba con iluminarias como la plaza, la búsqueda allí sería algo más complicada y Erzengel adoraba los desafíos, por eso ya se encaminaba hacia la profundidad de las arboledas sin esperar siquiera a que alguien la acompañara.
La aventura de la noche vieja estaba por comenzar…
Que bello te quedo tu partecita Erzengel! que bella.. la navidad es una epoca para estar con quienes amas
ResponderEliminarEstá genial
ResponderEliminarY al o mejor ayudo algo
Que idea tan buena, de aqui pueden salir cosas interesantes, ya tengo ganas de ver como continuan.
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