Soy un monstruo. Lo sé, no necesito que me lo digas.
He logrado, con poco esfuerzo, robarte el corazón y destrozarlo. He llegado al límite mismo de la bestialidad al infringirte mil heridas sin detenerme a pensar en el dolor que te estaba causando.
Soy un monstruo, vestido de humano y con sonrisa angelicalmente diabólica.
No me da orgullo esta realidad, pero la situación es ésta y no puedo cambiarla...
Lamento que hayas caído víctima de mis juegos. Llegué a amarte, no lo dudes, sólo que no pude controlar la bestia que llevo dentro.
[Joaquín se sincera con Camille, aún cuando ella no es muy proclive a escucharle a estas alturas... ains, me encanta!]
Nos leemos pronto!
