Matías observó a Camille con un dejo de tristeza tatuado en la mirada.
-Él es un idiota -murmuró con tono grave.
La muchacha dio un respingo, sorprendida por la furia de aquellas palabras.
-Es tu amigo. Joaquín es tu amigo, se supone que deberías defenderlo.
-Sí, es mi amigo. Lo adoro, no sabes cuánto. Pero sabe ser buen idiota en cuestiones como ésta. Ahora mismo, está siendo tan idiota como cobarde y no hay nada que puedo yo hacer para cambiar la situación.
El muchacho bajó la cabeza mientras sus brazos se apoyaban sobre el barandal del puente.
El parque, a esas horas, se encontraba a oscuras y ellos eran los únicos visitantes del lugar.
-Tú también eres mi amiga. No te haces una idea lo que cuesta mantener la balanza entre ustedes dos. A veces, cuando lo acompaño, siento que te estoy fallando. Otras veces, es a él a quien le fallo por estar apoyándote a ti. Esto es más difícil de lo que pensé.
Camille sonrió tímidamente.
-Gracias. Por estar y acompañarme... -susurró conteniendo las lágrimas.
Matías se acercó a la joven y la rodeó con sus brazos, con un gesto tan natural y dulce como sólo él sabía mostrar cuando bajaba la guardia. El pequeño cuerpo de Camille quedaba aún más diminuto frente al colosal físico de su amigo.
-Todo va a estar bien, lo prometo. No sé cómo, pero va a resultar bien... -él no preveía aún el final que tendría aquella historia, tampoco el papel que ocuparía en el desenlace.
Nos leemos pronto!
Erze, me gustó mucho cómo quedó. Un diálogo corto, pero con muchos sentimientos contenidos.
ResponderEliminarBesos.
Me gustó muchísimo,Erze!
ResponderEliminarSe puede sentir la dulzura y la lealtad...
Besos.
Qué lindo!! Quiero saber cómo continúa esta historia!! Saludos :)
ResponderEliminar