domingo, 19 de agosto de 2012

Apretar los puños y lanzarse a la pelea...

   Joaquín desvió la mirada y suspiró.
   Su cuerpo se estremecía luego de analizar una a una las palabras de Camille.
   Ella no sabía -ni sabría jamás- las muchas mentiras que él había creado para obligarla a mantenerse lejos. Nunca podría ser el príncipe azul que aquella muchacha de ojos color café y cabellos oscuros anhelaba.
   Nunca podría mostrarse tal y como era en verdad. No había alternativa. No tenían posibilidad. 
   En la vida, no todos ganan y siempre son menos quienes disfrutan de la felicidad a pleno. 
   Él no había nacido para ser feliz. Así de fácil. Él no podía dañar a Camille, arrastrándola por cuanto cuanta agonía había visto vivir a su padre por acompañar a su madre. No, no podía.
   Anhelaba ser más fuerte. Ser capaz de apretar los puños, lanzarse a la pelea y luchar contra el destino para estar junto al amor de su vida y ser feliz a su lado. Pero era imposible.
   No tenían posibilidad. Jamás la tendrían...


[Y sí. Los reproches de Camille lograron su objetivo]. 



Nos leemos pronto!

3 comentarios :

  1. Y ahora andaré largo rato preguntándome que puede ser "tan grave".
    Se ha dicho que lo que ven en los padres afecta lo que el hijo opina de las parejas en general... ¿será?

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  2. Intriga?? nooo quien dijo? Quisiera saber que es lo que sucedeee xD

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  3. Muy bello, me gusta como escribes.
    Cariños Lou

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