Joaquín desvió la mirada y suspiró.
Su cuerpo se estremecía luego de analizar una a una las palabras de Camille.
Ella no sabía -ni sabría jamás- las muchas mentiras que él había creado para obligarla a mantenerse lejos. Nunca podría ser el príncipe azul que aquella muchacha de ojos color café y cabellos oscuros anhelaba.
Nunca podría mostrarse tal y como era en verdad. No había alternativa. No tenían posibilidad.
En la vida, no todos ganan y siempre son menos quienes disfrutan de la felicidad a pleno.
Él no había nacido para ser feliz. Así de fácil. Él no podía dañar a Camille, arrastrándola por cuanto cuanta agonía había visto vivir a su padre por acompañar a su madre. No, no podía.
Anhelaba ser más fuerte. Ser capaz de apretar los puños, lanzarse a la pelea y luchar contra el destino para estar junto al amor de su vida y ser feliz a su lado. Pero era imposible.
No tenían posibilidad. Jamás la tendrían...
[Y sí. Los reproches de Camille lograron su objetivo].
Nos leemos pronto!