Se nos fue un hombre maravilloso, de sonrisa tierna, de corazón de niño, soñador como ninguno, amable con todos y anhelante de la felicidad de grandes y pequeños.
Se nos fue un grande, padre de criaturas encantadoras que nos acompañaron durante la niñez a varias generaciones de actuales adultos de habla hispana.
Ese hombre que fue capaz de robarnos risas y alegrías con tanta facilidad como nos hacía llorar con las escenas tristes que creaba. Y enseñaba, sin decirlo, inculcaba valores a través de las voces de sus queridos personajes.
Adiós, querido Manuel, gracias por darnos tanto, por formar parte de nuestras vidas. Has sido siempre un modelo a seguir...
Nos leemos pronto!
Gracias por hacerte seguidora de mi blog, te enlacé a mi pestaña de seguidores. Un besazo.
ResponderEliminarQué pena, recuerdo perfectamente El libro gordo te enseña... Petete, qué recuerdos. Bss
ResponderEliminarLa verdad es que me da mucha pena que se halla ido. Como decís, fue un grande.
ResponderEliminarBesos.