"Se detuvo a pocos pasos del agua.
Observó cómo las olas se elevaban,
invitándolo a hundirse en su fluido cuerpo cristalino.
Suspiró, contemplando la tabla que llevaba
bajo el brazo y pensando si hacía bien al tomarse un tiempo libre en un momento
tan complicado como aquel.
Necesitaba conectarse con su reino, al
menos por un instante, pero temía no poseer la fuerza para alejarse cuando
fuera debido.
El mar cantaba una canción milenaria, una
melodía que él conocía muy bien. Lo estaba llamando, reclamando su presencia.
En su espalda, el tatuaje de líneas curvas
y elásticas ardía a tal punto que Poseidón llegó a sentir que la vista se le
nublaba a causa del dolor.
El viento danzando a su alrededor y el
clima cálido convertían la escena en un cuadro perfecto y no le quedaban más
alternativas. El Dios del agua poco tardó en aceptar la idea de lanzarse al
agua y luchar con las olas sobre su tabla de surf.
Atrás quedaban su dolor por la muerte de
su esposa, su reclamo ante la pérdida de su familia y su desesperanza por los
derroteros que habían tomado las vidas de Lara y Kate.
Solo se dejó llevar por el instinto
primitivo que lo caracterizaba. La sangre le hervía de pura ansiedad y
pasión.
El agua le dio la bienvenida chocando
contra su cuerpo y rompiéndose en milimétricos diamantes.
El Soberano de los mares estaba de
regreso. Al menos por unos minutos, volvía a ser el de siempre, el que jamás
había padecido sufrimiento alguno, el que pensaba que toda su existencia sería
tranquila y perfecta. Ese Dios que nunca habría asesinado a uno de sus vasallos
ni hubiera confundido sus nociones de bien y mal, tergiversando las
definiciones para justificar su sed de venganza".
Nos leemos pronto!
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Los blogs viven de los comentarios...
Gracias por ayudar a que el mío crezca!!!