Se acomodó en el sofá y cerró los
ojos.
—¿Encontraste algún rastro? –la voz
llegaba desde la cocina.
Cuando se enderezó, descubrió a
Lex cargado de comida y con un deje de ansiedad en la mirada.
—No. Nada aún. Cada vez que doy
con una nueva pista, llego demasiado tarde.
—No te preocupes, Mir, ya lo
lograrás. Sabes que yo te ayudaría, si pudiera.
La muchacha asintió y le regaló
una sonrisa a su amigo, antes de replicar:
—Tú debes recuperarte y pensar
sólo en eso. Tus poderes no volverán hasta que no sanes por completo y por eso
estás aquí, descansando, mientras yo patrullo a toda hora.
Lex dejó la comida en la mesita
ratona frente a Mir.
—Vamos, come algo. Ya preparé
todo para que luego te des un buen baño y descanses. Mañana podremos enfocarnos
de nuevo en la búsqueda. Él es fuerte y sabe que no lo dejaremos a la deriva. Encontraremos
a Fedro, lo prometo.
Mir se obligó a cenar. Sus pensamientos
iban hacia el joven que buscaba desde hacía meses. Habían dado con él, se lo habían
llevado a la fuerza y quién sabe qué vida estaba llevando mientras sus amigos
procuraban rescatarlo.
Una vez que Lex sanara por
completo, estarían con todas las fuerzas avocadas al único objetivo.
Fedro
regresaría pronto a casa. Mir se encargaría de eso…
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Nos leemos pronto!
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