Título: Mil veces hasta siempre
Autor: John Green
Número de páginas: 304
Editorial: Nube de Tinta (PRH)
Sinopsis:
Aza nunca tuvo intención de investigar el misterio del multimillonario fugitivo Russell Pickett. Pero hay una recompensa de cien mil dólares en juego y su mejor y más intrépida amiga, Daisy, no está dispuesta a dejarla escapar. Así, juntas, recorrerán la corta distancia y las enormes diferencias que les separan del hijo de Russell Pickett, Davis.
Aza lo está intentando. Trata de ser una buena hija, una buena amiga, una buena estudiante y, tal vez, incluso una buena detective, mientras vive en la espiral cada vez más estrecha de sus propios pensamientos.
Esta reseña me
ha llevado un buen tiempo. Hay puntos muy destacables y otros para el olvido.
Si jamás leyeron nada del autor, esta historia les resultará muy interesante.
Pero, si son como yo y conocen sus obras anteriores, como Bajo la misma estrella,
Ciudades de papel y Buscando a Alaska,
verán que se repite cierta fórmula. Creo que es un sello distintivo del autor,
pero lamentablemente llega a aburrir.
Tenemos a Aza,
una adolescente que padece de TOC (trastorno obsesivo compulsivo), y trata de
hacerle frente aunque no siempre lo logra. La descripción del personaje y sus
diálogos internos me convencieron por completo. Hubo momentos en que me sentía
ahogada, sumergida en la mente de Aza y sus pensamientos intrusivos, que pueden
tenerla atada a una sola idea todo el día, varios días, aislándola de la
realidad que la rodea. En ese punto, es genial como el autor te hace sentir en
carne propia lo que vive la protagonista.
Aza es
convencida por su mejor amiga, Daisy, para descubrir el paradero de Russell
Pickett, un millonario fugitivo que Aza conoce porque compartió tiempo con su
hijo Davis cuando eran niños. El objetivo es simple, tratar de encontrar a
Russell para denunciarlo y ganar la recompensa de cien mil dólares, pero no
será tan sencillo de lograr…
En realidad,
el misterio del fugitivo señor Pickett queda de lado, porque la historia se
centra en Aza y su relación con Davis, y acá es donde vuelve a parecer el tema
de la “fórmula Green”. Abundan los momentos de reflexión filosófica, tanto que
por momentos pensé que estaba leyendo alguno de los tantos momentos de Hazel y
Gus en Bajo la misma estrella.
La verdad,
bien parecía que los personajes eran adultos con varias décadas de vida a
cuestas en vez de simples adolescentes. La manera en que a veces se expresaban
me hacían pensar en mis amigos, que doblan en edad a los protagonistas de esta
historia.
De más está
decir que al llegar al tramo final del libro no me resultó nada sorprendente
cómo se desarrolló todo. No me mordí las uñas esperando saber qué fue del padre
de Davis (como dije antes, ese misterio pasó a un olvidado segundo plano) ni me
emocioné hasta el alma mientras veía qué resultaba de la relación que llegan a
establecer Aza y Davis.
Sinceramente,
no podía dejar de encontrarle similitudes a las otras historias previas del
autor y eso opacó mucho mi vivencia de la lectura. Una pena, porque es una
lectura ligera y muy propia de esta época del año.
Tal vez
quienes amen al autor disfruten de Mil
veces hasta siempre como una obra característica del autor, yo la padecí bastante.
Aza y su trastorno logran salvar la lectura, haciendo que uno quiera saber más
sobre ella, pero no por eso el libro se vuelve inolvidable. Rescato la pluma de
Green y reconozco que tiene frases preciosas, aunque resulten raras de leer en
personajes tan jóvenes. Tiene párrafos realmente hermosos.
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Ustedes, ¿ya leyeron el libro? ¿Qué les pareció?
¡Espero sus comentarios!
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