Epílogo: Batir de Alas

-Vamos, se nos hace tarde...- dijo Sasha, apresurando el paso.
Damir le miró, tan espléndida y sonriente como iba, caminando por la calle con sus impecables alas blancas y no pudo evitar devolverle la sonrisa.
En los últimos 6 años Sasha había trabajo mucho por recuperar la Luz, y lo había logrado hacía apenas días.

El mundo seguía con su ritmo, los humanos de a poco regresaban a la vida normal.
Paulatinamente, aquel lejano día en que todos vivieron el mayor terror en manos de Lucifer y los demás Demonios iba convirtiendose en algo del pasado, que todos procuraban olvidar más allá del daño causado y de los seres queridos perdidos. El dolor siempre estaría latente, presente, pero era necesario seguir camino.

Y no sólo el mundo vivió el cambio. También el Plano Celestial...
Una nueva categoría de Ángeles se originó a partir del exterminio de inocentes que había impulsado Lucifer.
Gabriel dio la idea y fue aceptada de buen grado. Cada ser humano ahora gozaba de un "Ángel Custodio". Un ser de Luz que estaba encargado de guiarle por buen camino y evitar que los Demonios hicieran de las suyas. Haciendo uso siempre de la invisibilidad que su estatus de Ángel le confiere, el Custodio protege al humano que le ha sido asignado hasta la hora de su muerte.

-No te preocupes, llegaremos a horario...- replicó Damir abrazando a Sasha y besando su mejilla dulcemente- Erzengel y Sofía también irán, y prometieron una sorpresa.
Sasha miró a su pareja con curiosidad.
-Igual, no quiero perderme nada... Es el primer día de escuela de Aurora y pienso sacarle miles de fotos...- dijo ella, entusiasmada.
Aurora...
La pequeña hija de Milena era en verdad un símbolo de Luz.
Para Milena representaba su razón para existir, ahora que Noah ya no estaba. Para el resto del mundo, Aurora era la primer niña nacida luego de la batalla contra Lucifer y fue el inicio de una nueva generación de niños.
Ahora, las escuelas volvían a funcionar y luego de tantos años, los recreos estarían colmados de niños jugando y riendo.
En verdad, el primer día de escuela de Aurora y sus compañeros era muy importante.
Y Sasha y Damir, que habían visto a la niña nacer y crecer a su lado, querían compartir ese día con Milena.

Llegaron al fin a la escuela. Milena les esperaba con Aurora que se notaba impaciente.
Ni bien la niña les vio, corrió a abrazarlos. Sasha la levantó en sus brazos, como buena tía orgullosa.
Aurora, al igual que su madre, podía ver la verdadera naturaleza de Damir y Sasha. Y en verdad le agradaba contar con ellos como tíos de corazón.
-¿Y tío Erz y tía Sofi?- preguntó la niña, buscando a los otros Ángeles.
-Aquí estamos- dijo Erzengel, ayudando a Sofía a bajar del auto.

Tanto Milena como Sasha y Damir se quedaron mirando, asombrados, a Sofía. En sus brazos un bebé dormía tranquilamente.
-¡Tengo primito!- gritó Aurora entusiasmada.
-Si... Tienes primito...- dijo Erzengel, besando su frente y saludando a sus amigos.

El acto de inicio de clases se desarrollo con normalidad. Aurora entró con sus compañeritos al aula y entonces por fin Damir pudo expresar la duda que lo inundaba desde la llegada de Sofía con el bebé.
-Erzengel... ¿Puedes explicarnos de qué va todo esto?- preguntó, mirando fijo a su amigo.
-Bueno... Este bebé no es un humano común y corriente... Él... tiene el alma de Lucifer... No pude limpiar todos sus pecados... Sólo fui capaz de igualar su maldad con el amor que le tenía. Ahora es un ser neutro y le han dado la posibilidad de volver a vivir, pero como humano. Será tan propenso a hacer el bien como el mal y sólo si se dedica al bien logrará luego volver a ser un Ángel, como nosotros...- respondió el aludido, suspirando.
Damir abrió grandes los ojos, al igual que Sasha y Milena.
-¿Y su madre? ¿Sus padres, donde están?- inquirió Milena- Ni siquiera veo que tenga Ángel Custodio...
-Su padre abandonó a su madre al saber que estaba embarazada y la joven murió dando a luz... Y Gabriel nos designó a Sofía y a mi como sus Ángeles Custodios. Nosotros lo criaremos cuidando que tenga un buen ejemplo a seguir....- dijo Erzengel, mirando con cariño al bebé.
-Su nombre será Elián y todos nos verán como sus padres...- explicó Sofía, acunando al pequeño tiernamente-Y si quieren, pueden ayudarnos...

Esto era algo... Increíble... Damir no podía dejar de mirar al bebé. El mayor y más peligroso Demonio era ahora un inocente bebé...
-Nuestra familia ha crecido... ¡Quiero foto!- dijo Sasha, riendo.
Damir parpadeó varias veces, pensando en lo que había dicho su compañera.
Familia... Le gustaba esa palabra. Aurora primero, Elián después, les daban motivos para estar todo juntos y hacerse compañía mutuamente.

No sólo el mundo y el Cielo habían cambiado luego de la batalla. El propio Damir ahora se sentía feliz con contacto con los humanos. Ya no se sentía vulnerable al formar lazo con seres que no fueran Ángeles. Incluso se sentía a gusto pensándose como parte de una familia...
Y si llegaba la ocasión de pelear por ellos, por sus seres queridos, lo haría sin pensarlo siquiera. Y seguramente ocurriría. Elián despertaría el interés en más de un Demonio.
Pero no importaba, con tantos Ángeles cerca, nadie le lastimaría.

-Vamos a casa...- propuso Milena, haciendo salir de sus pensamiento a Damir- Deben aprender a cambiar pañales y preparar la mamadera... Elián no se criará por si sólo...
Todos rompieron en risas. Si... Eran una linda familia, extraña sin duda alguna, pero hermosa.
Cuatro Ángeles de Luz, una humana y dos niños... La casa ahora nunca estaría vacía... Los pasos y risas abundarían en todos lados... Y sería usual escuchar el batir de alas de alguien... Pero ya todos estaban acostumbrados...