-¿Taylor?- pregunté.
El nombre del muchacho me resultaba extraño. Parecía miembro de alguna tribu de la zona, pero su nombre en verdad me desconcertaba.
-Si, ya sé lo que estás pensando... Mi madre es blanca, americana... Llevo el nombre de su padre, mi abuelo- respondió sonriendo.
Asentí, un poco más tranquila. Aún así y todo, algo en él me parecía no cuadrar, pero no podía explicar aún la razón de mi duda.
Isabella le miraba maravillada. Y Nana y Danlin se mostraban curiosas. Los chicos nos observaban fijamente. Nuestra belleza, sin duda alguna, les causaba impacto, como a cualquier humano.
-Si, ya sé lo que estás pensando... Mi madre es blanca, americana... Llevo el nombre de su padre, mi abuelo- respondió sonriendo.
Asentí, un poco más tranquila. Aún así y todo, algo en él me parecía no cuadrar, pero no podía explicar aún la razón de mi duda.
Isabella le miraba maravillada. Y Nana y Danlin se mostraban curiosas. Los chicos nos observaban fijamente. Nuestra belleza, sin duda alguna, les causaba impacto, como a cualquier humano.
-Esto... Ellos son mis amigos: Nahuel, Alihuen y mi primo, Joshua...- explicó Taylor y ante la sorpresa en mi mirada, agregó:
-Su madre es hermana de la mía...
Sonreí y dirigí mis ojos hacía el último mencionado. Parecía ser el más adulto del grupo y su mirada, profunda y pensativa me deslumbró por un momento.
Procuré disimular cualquier rastro de interés, mientras Nana e Isabella iban en busca de refrescos.
Danlin se había situado a mi lado y observaba a los recién llegados con rostro sereno. Podía sentir su incomodidad.
Estos muchachos eran apuestos, se mostraban simpáticos, pero parecían ocultar algo. Y su aroma, por momentos insoportable y molesto, era lo más extraño en ellos.
-¿De dónde vienen?- preguntó Taylor, sacándome de mis pensamientos.
-De muy lejos... Hemos recorrido grandes distancias para llegar aquí. Este lugar promete ser nuestro nuevo hogar y así lo espero...- replicó Danlin.
Nana e Isabella ya habían regresado, traían una bandeja con bebidas y snacks.
Ante las palabras de la menor del grupo, los muchachos se miraron entre sí en silencio.
En tanto, Isabella no podía dejar de sonreír y era evidente que también Nana estaba cayendo... le había echado el ojo a Nahuel y él le correspondía con una sonrisa amplia.
Danlin entrecerró los ojos, molesta por la actitud de sus hermanas.
Yo sólo suspiré, tratando de analizar la situación en frío y procurando no mirar a Joshua. Él tenía un efecto raro en mí y no pensaba actuar igual que Nana e Isabella.
-Supongo entonces que aún no han salido a pasear por la zona... Se puede ver un hermoso atardecer desde las montañas...- dijo Alihuen, mirando fijamente a Danlin. Ella hizo caso omiso a su mirada y simplemente se encogió de hombros.
-No, aún no...- dijo Isabella- Pero podríamos ir al terminar de ordenar todo....
Taylor sonrió.
-Bueno, podemos servirles de guía, si desean...- dijo, entusiasmado.
La sonrisa en los rostros de Nana e Isabella me demostró que pensaban aceptar la propuesta.
Danlin me miró preocupada. Sonreí. La entendía perfectamente. No quería quedar a solas con Joshua y seguramente así ocurriría. Y también, seguramente, esa preocupación pasaba por los pensamientos de Danlin, pero para con otro muchacho. Sin embargo, no pensaba dejar ir solas a Nana e Isabella, así que no tenía otra opción más que aceptar el paseo.
-Su madre es hermana de la mía...
Sonreí y dirigí mis ojos hacía el último mencionado. Parecía ser el más adulto del grupo y su mirada, profunda y pensativa me deslumbró por un momento.
Procuré disimular cualquier rastro de interés, mientras Nana e Isabella iban en busca de refrescos.
Danlin se había situado a mi lado y observaba a los recién llegados con rostro sereno. Podía sentir su incomodidad.
Estos muchachos eran apuestos, se mostraban simpáticos, pero parecían ocultar algo. Y su aroma, por momentos insoportable y molesto, era lo más extraño en ellos.
-¿De dónde vienen?- preguntó Taylor, sacándome de mis pensamientos.
-De muy lejos... Hemos recorrido grandes distancias para llegar aquí. Este lugar promete ser nuestro nuevo hogar y así lo espero...- replicó Danlin.
Nana e Isabella ya habían regresado, traían una bandeja con bebidas y snacks.
Ante las palabras de la menor del grupo, los muchachos se miraron entre sí en silencio.
En tanto, Isabella no podía dejar de sonreír y era evidente que también Nana estaba cayendo... le había echado el ojo a Nahuel y él le correspondía con una sonrisa amplia.
Danlin entrecerró los ojos, molesta por la actitud de sus hermanas.
Yo sólo suspiré, tratando de analizar la situación en frío y procurando no mirar a Joshua. Él tenía un efecto raro en mí y no pensaba actuar igual que Nana e Isabella.
-Supongo entonces que aún no han salido a pasear por la zona... Se puede ver un hermoso atardecer desde las montañas...- dijo Alihuen, mirando fijamente a Danlin. Ella hizo caso omiso a su mirada y simplemente se encogió de hombros.
-No, aún no...- dijo Isabella- Pero podríamos ir al terminar de ordenar todo....
Taylor sonrió.
-Bueno, podemos servirles de guía, si desean...- dijo, entusiasmado.
La sonrisa en los rostros de Nana e Isabella me demostró que pensaban aceptar la propuesta.
Danlin me miró preocupada. Sonreí. La entendía perfectamente. No quería quedar a solas con Joshua y seguramente así ocurriría. Y también, seguramente, esa preocupación pasaba por los pensamientos de Danlin, pero para con otro muchacho. Sin embargo, no pensaba dejar ir solas a Nana e Isabella, así que no tenía otra opción más que aceptar el paseo.
-Bueno, saldremos a pasear con ustedes, pero ahora es preciso que terminemos con esto... no me gusta dejar las cosas a medias y la casa hecha un desastre no me agrada para nada...- dije con tono frío. Era un mensaje para las chicas, ellas sabrían entenderme.
Tyalor se puso de pie y sus amigos le imitaron.
-Regresaremos en un par de horas...- dijo, sonriendo.
Isabella le acompañó a la puerta mientras yo me encaraba con Nana. Debíamos dejar ciertas pautas aclaradas, antes de que nada ocurriera.
Aunque Alihuen mirase a Danlin, yo conocía bien a mi amiga, ella le pondría frenos desde el principio.
Lo mismo pensaba hacer yo con Joshua.
Pero Nana e Isabella eran un asunto a parte. Ellas claramente estaban interesadas en Nahuel y Taylor y si ellos trataban de acercarse, apostaría toda mi fortuna a que ninguna de las dos se resistiría.
Mis amigas no acostumbraban a enamorarse, pero cuando sucedía, realmente sabían quedarse ciegas por el objeto de su amor.
-Debemos hablar...- dije, con tono grave.
Nana e Isabella se acomodaron en el sofá, mientras Danlin me miraba fijamente.
El tiempo apremiaba y había mucho por decir...