Joshua miraba al vacío, sumergido en sus propios pensamientos mientras decía:
-Hace tiempo, cuando los blancos aún no habían llegado a estás tierras, mis ancestros protegían este lugar hasta el límite de sus fuerzas...
Me detuve en seco, mirando fijamente a este muchacho de belleza sin igual.
-Es común que los de mi tribu digan que descendemos de los animales. Pumas, zorros y otros muchos depredadores han dado origen a nuestra existencia. Mi tribu, en particular, proviene de los zorros... Y se dice que hubo grandes guerreros capaces de tomar la forma de nuestros ancestros y luchar contra los enemigos...
Las palabras de Joshua me sorprendieron. Yo sabía que existían tribus con poderes semejantes, pero pensé que sólo se transformaban en lobos. El monstruo con el que había luchado no era un lobo entonces... Pero su tamaño y violencia eran propios de los licantropos.
-¿Estás bien?- preguntó Joshua, seguramente se había percatado de la preocupación que escondían mis ojos.
-Oh, sí... Sólo me sumerjo en la historia. Continúa, por favor- pedí, recobrando la compostura.
El muchacho sonrió entusiasmado y prosiguió con el relato de la historia:
-Se dice que un gran peligro llegó a estas tierras y fue el jefe de la tribu quien, valiéndose de la forma animal, atacó y alejó enemigo.
-El líder sobrevivió...- dije pensativa. Recordaba bien la tregua que ofrecí al escuchar un llanto cercano. No me daba el alma para matar al perro gigante y dejar a sus hijos huérfanos.
Joshua asintió.
-Sí, de imprevisto el enemigo dijo "no puedo matarte, tienes hijos qué cuidar... Pero vendrán otros y deberás aprender a defenderte..." y sin otra palabra desapareció entre los árboles.
Sonreí levemente. Resultaba increíble que luego de tantos años recordaran textuales mis palabras.
-Déjame adivinar... Vinieron otros- me aventuré a decir.
-Sí, vinieron y lucharon y para ese momento el jefe y varios más habían entrenado.
-Pero si volviera aquel enemigo que abandonó la pelea por los niños, igual lo rechazarían y atacarían- dije, entrecerrando los ojos.
-No lo sé. Si el enemigo regresa... Igual, esto ocurrió hace miles de lunas atrás... Tanto como el jefe ya murió, el peligro también.
Bajé la mirada. El peligro no había muerto. Yo seguía mi existencia tranquila y feliz. Y otros muchos peores que yo podían llegar y atacar.
-Pero podría regresar...- susurré.
-Sólo son leyendas... Cosas que los ancianos nos dicen de niños. No sé hasta qué punto creer. Mira que un ser hermoso, de piel fría y dura, capaz de resistir los peores embates... Suena muy fantástico, ¿cómo creerlo?- replicó Joshua, encogiendose de hombros.
Si él supiera... Lo que yo era, lo que las chicas y yo éramos en verdad. Más que nunca debíamos alejarnos de esto chicos.
-Pero aún cuando son leyendas, estamos obligados a escucharlás... Mis amigos y yo somos descendientes de los primeros grandes luchadores y es tradición en la familia conocer las leyendas... Creo que es una tontería, no me veo transformado en un zorro enorme y terrible luchando contra seres sacados de cuentos de terror, pero por respeto presto atención...- las palabras de Joshua me regresaron a la realidad.
Él era descendiente... Tal vez por eso su aroma era extraño. Pero aún no habían descubierto la verdad, sino nos evitarían. Lamenté profundamente que Isabella y Nana se hicieran ilusiones con Nahuel y Taylor. No era bueno estar cerca de ellos. Cuando la verdad saliera a la luz, seguramente habría pelea...
Sumergida en mis pensamientos, no me percaté de lo cerca que estaba de Joshua. 30 cm nos distanciaban a penas.
A lo lejos, un gruñido se oyó fuerte y claro. Me estremecí pensando en mis amigas. Debía dejar a Joshua y buscar a las chicas, pero con qué excusa?
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Ohhh de quien sera ese grunido?
ResponderEliminarMe hago mis propias suposiciones XD
Danlin, TKM!
MAP!
Gruñido???????? *_________*
ResponderEliminarBesos ;))
Me encantó Erzengel. Y que no te quepa duda que cada vez lo haces mejor. Me gustó mucho lo de la leyenda, que hablaras de esos ancestros. Cuando leo cosas sobre totems y figuras que determinan la raza y las reglas de una tribu, me engancho. Así que utilízalas más a menudo porque son una buena arma para el que escribe. Besos otra vez, que no hago más que besarte, chiquilla.
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