Pov Naimé
Nana e Isabella me miraban sorprendidas. Danlin en cambio se mostraba con una sutil mezcla de miedo y preocupación. Mientras, yo buscaba explicar todo lo más rápido posible y empacar nuestras pertenencias para irnos cuanto antes.
-Chicas... No sé si lo han notado, pero sus aromas son extraños, distintos a los de los humanos comunes... Eso ya me hacía dudar y cuando Joshua me contó la leyenda de un árbol que hay en zona, todas las piezas concordaron...- dije en murmullos, para que sólo ellas me escucharan.
-¿La leyenda de un Árbol? ¿Qué árbol?- inquirió Isabella.
-Hace mucho tiempo, cuando el mundo era muy distinto a éste de ahora, yo visité estas tierras y luché contra un cánido gigante. El árbol en cuestión tiene marcas profundas que yo misma le hice. Joshua contó una historia que yo ya había vivido, pero desde la respectiva de mi enemigo. Él y los demás son descendientes de esa bestia enorme, peluda y por demás peligrosa. Por eso debemos irnos. Ellos también llegarán a transformarse. Antes de hacerles más daño o resultar heridas, debemos irnos...- mi voz surgía cargada de preocupación y temor. No quería que mi familia se viera afectada. Tampoco soportaba la idea de pensar a alguno de los chicos lastimados por nuestra cercanía...
-Yo no me iré- replicó Nana con voz grave.
Instantáneamente, Isabella se instaló junto a Nana y dijo:
-Yo tampoco me iré...- notaba cierto dolor en su voz- Me quedaré con Nana. No quiero irme, no puedo...
No precisaba mirar a Danlin para saber que ella me acompañaría donde yo fuese.
Suspiré, molesta.
-Chicas...- intenté convencerlas.
-No. Naimé, hemos sido familia durante mucho tiempo. Tal vez es tiempo de abrir nuestros caminos y seguir viaje por separado- Nana se veía firme. Incluso parecía que me estaba desafiando.
-Bien, como ustedes quieran...- repuse con tono frío y subí a mi cuarto, a empacar.
Tal y como pensaba, Danlin vendría conmigo. Hizo las vajilas veloz como un rayo, sin decir palabra alguna.
Sonreí. Seguramente Danlin había decidido alejarse del lugar ni bien Alihuen posó su mirada sobre ella.
O era posible que ella sintiera algo por él, por muy mínimo que fuese, y aceptaba irse conmigo para salvaguardar al muchacho.
De una u otra forma, ella se iba conmigo.
Nana e Isabella nos observaban en silencio, paradas junto a la puerta de salida, en tanto Danlin y yo íbamos y veníamos cargando mi auto.
Cuando estuvo listo, nos abrazamos entre todas y nos despedimos con un "hasta pronto". Realmente deseaba que sobrevivieran todos, que nadie resultara herido. Pero era difícil de creer...
Encendí el motor del auto, aceleré a fondo y emprendimos marcha.
Podía sentir el dolor en Danlin, aunque no podía ubicar la razón con precisión...
-Puedes quedarte si quieres. No estás obligada a venir conmigo- le susurré, mirándola de reojo.
-No, está bien. Yo quiero ir contigo, creo que es la mejor opción...- replicó también en murmullos.
Asentí en silencio. Conocía a mi hermana, sabía que había momentos en que era mejor no decir nada.
Mientras conducía por la vieja carretera franqueada por frondosos árboles, pude ver un zorro corriendo a la par del auto durante varios metros. Danlin no lo había notado, sumergida en sus pensamientos como iba, con los ojos cerrados y los auriculares del reproductor puestos en sus oídos.
Este zorro me resultaba conocido. Algo en sus ojos, sus gestos, su desesperación al intentar ir a la par del coche...
Tragué saliva, intentando no pensar. Conocía a ese zorro. Mejor dicho, conocía al humano que era en verdad. Hacía pocas horas había compartido un paseo con él. Desvié la mirada y aceleré aún más. Era por su bien y el mío... Por el bien de todos...
Pov Nana
La partida de Naimé y Danlin me dolía, pero no soportaba la idea de pensar que debía alejarme de Nahuel.
Me dolía el alma al saber a mis hermanas viajando lejos y sin mí.
Sabía que Isabella estaba igual que yo. Ella sentía algo por Taylor tan fuerte como lo mío con Nahuel.
Suspiré...
Isabella estaba de pie aún, mirando a la nada, más que a la ventana misma. Yo en cambio me había sentado en el sofá, atónita y sin saber qué decir.
En verdad nunca hubiera imaginado la posibilidad de separarme de mis amigas y hermanas.
El tiempo pasó sin que yo lo percibiera. Éramos dos estatuas, Isabella y yo.
Ya entrada la madrugada, alguien llamó a la puerta.
Eran Taylor y Alihuen, pero de Nahuel y Joshua no había ni rastro.
-Dime que no es verdad... Dime que todo es mentira...- suplicó Taylor, cayendo de rodillas a los pies de Isabella.
Alihuen me observaba tristemente. A él y a mí nos faltaban nuestros seres queridos.
-¿De qué estás hablando?- inquirió mi amiga, sin saber qué más decir.
-Llegamos a la aldea y los ancianos nos esperaban junto a Charem. Dicen que las leyendas son ciertas y que ustedes no son de fíar- repuso Alihuen en susurros- Y Charem agregó que no sería extraño si ustedes armaban equipaje y se iban sin decir palabra.
Entrecerré los ojos, cargada de dolor y tristeza.
Ellos no habían confirmado lo que éramos, pero ya sabían la verdad, aunque no quisieran creerla.
-Yo...- Isabella titubeaba, nerviosa, confundida.
Alihuen miraba al suelo, Taylor parecía a punto de largarse a llorar.
-Nahuel debió quedarse en su casa, Charem lo obligó. Joshua salió corriendo, pensamos que vendría hacía aquí, pero ahora que lo pienso, no sé dónde estará... Y ¿Danlin y Naimé?- la consulta de Alihuen me encontró con la guardia baja.
¿Qué decirles? ¿y cómo?
Antes de que nada pudiera decir, una voz masculina resonó fuerte fuera de la casa.
Era Charem, estaba furioso.
-¡Nahuel sal de ahí ya mismo!- gritaba fuerte.
Miré a los chicos, asustada.
Isabella reaccionó igual que yo.
Taylor y Alihuen salieron a calmar a Charem y el gruñido de un animal grande y peligroso sonó cercano.
Salimos a ver qué ocurría, aunque deberíamos haber huido, no me era posible alejarme de Nahuel, menos sabiendo que estaba mal...
Charem saltó en mi dirección, aún en su forma humana y un zorro gigante se cruzó en su camino. El zorro gruñía a Charem, que se notaba tenso y enojado. En verdad, parecía que el muchacho estaba a punto de atacar de todas formas, pero lo sorprendente fue que ni bien dio un paso atrás, el zorro se volteó y mostrando sus dientes se acercó a mí, con intención poco clara.
Otro zorro aulló a lo lejos, y nos quedamos todos como estatuas, sin saben qué hacer ni cómo actuar...
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Waooo, es muy buena tu historia, estoy sin palabras, me dejas con ganas de mas...!
ResponderEliminarPor supuesto!
ResponderEliminarA ver que pasa en el lado de Joshua con Naime y la soniadora Danlin jaja.
Danlin, TKM!
MAP!
Guauuuuuu. Me encantan esas leyendas que introduces en la historia. Voy a por el otro capi, a ver que pasa con los zorros. Genial, mi Erzengel
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