Hollie me miraba sorprendida.
No podía evitar sonreírle, realmente me hacía feliz saber que tendríamos ayuda y que las cosas se podían solucionar.
-Debemos hablar...- dije, poniéndome serio- Han ocurrido muchas cosas y creo que es lo correcto explicarte todo y atender tus dudas.
Ella asintió sonriendo tímidamente.
-Hollie, sé que esto te parecerá cosa de locos, pero...- no sabía qué decirle. Cómo darle a entender que dentro de su cuerpo estaban dos espíritus pidiendo lugar, que pronto deberíamos hacer algo antes de que alguna tragedia ocurriese y que dos Ángeles pensaban ayudarnos.
-Nada me parecerá loco ni descabellado. Reuen, desde que tengo memoria siempre me ocurrieron cosas extrañas. Sin ir más lejos, antes de que llegaras estaba aquí, sola en mi cuarto, escuchando voces... Y sé que no estoy loca... Digas lo que digas nada me asustará...- susurró, mirando el suelo.
Le miré maravillado. Queila se estaba dejando ver y eso me daba aún más ánimos para seguir.
-Bueno... Las cosas están así...
Cuando terminé de hablar, Hollie me observaba en silencio. Ninguna palabra había surgido de sus labios para contradecir o preguntar nada. Me miraba sí, pero parecía estar inmersa en un mundo muy distante a éste.
-¿Esto quiere decir que podemos separarnos Queila y yo y ella seguiría con su trabajo y yo con mi vida normal?- inquirió, yo asentí.
Suspiró, claramente más tranquila.
-Entonces tú podrás librarte de la tarea de cuidarme y yo podré estar con Karim...- dijo sonriendo.
Bufé. Ese muchacho aún no me caía bien. Algo en él me resultaba extraño y sospechoso.
-Vamos, no pongas esa cara. Si Queila regresa, ya no correré peligro y no estarás obligado a protegerme...- susurró.
-Sí, lo sé. Pero... Aún no confío en Karim y por otro lado, sé que te extrañaré mucho. He cuidado de ti desde antes de tu nacimiento. Te he visto crecer y es inevitable el sentir algo por ti... Te quiero, como un hermano mayor que sólo busca tu bien...
No me gustaba dar en evidencia mis sentimientos, pero ver su mirada escrutando mis ojos, como tratando de entender mis emociones, eso sólo me empujaba a querer mostrar ese lado mío que siempre ocultaba.
-Gracias...- dijo tímidamente y luego reprimió un bostezo.
-Bueno... Debes dormir un poco. Luego te llamarán tus padres para cenar y debes estar un poco más repuesta- indiqué sonriendo.
Hollie asintió mientras se cubría con una frazada y antes de que me diera cuenta, ya estaba durmiendo.
Una sombra se movió a mi lado.
-Ve a descansar, yo me quedo- dijo Maku- Vamos...
No necesité escuchar más. Dejando a Hollie segura bajo la custodia de mi amigo y compañero, emprendí camino a mi casa.
No hice más que abrir la puerta de la casona cuando me encontré con Nestor que parecía esperarme ansioso.
Cerré la puerta y me dirigí a su encuentro. Al llegar junto al sofá, algo llamó mi atención. No estábamos solos en la sala. Alguien más nos acompañaba...
Desde las sombras, con un leve movimiento de sus alas, Erzengel y Damir caminaban tranquilos hacia nosotros.
-Bien... Hay mucho para decir y escuchar... Mucho para pensar...- dijo Erzengel peinando su cabellesa con sus manos.
-Nosotros les daremos las opciones... Ustedes decidirán... Debemos actuar rápido, antes de que Bakan pretenda atacar- repuso Damir.
Nestor asintió en silencio. Él no se veía sorprendido por esos extraños invitados que estaban observándonos fijamente.
Tal vez ya Nestor había hecho sus propias investigaciones...
-Los escucharemos atentos... Hablen, por favor...- pedí, sentándome en el sofá. El cansancio me ganaba, pero no había lugar para el sueño ahora. Lo importante era la salud de Hollie y el cuidado de Queila.
Erzengel y Damir se miraron entre sí en silencio.
Ambos Ángeles se mostraban tranquilos aunque algo me hacía sentir que estaban preocupados y lo ocultaban tras las máscaras de seguridad que cubrían sus hermosos rostros.
Erzengel suspiró y cerrando los ojos comenzó a hablar...
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Gracias por ayudar a que el mío crezca!!!