Capítulo 2: Tatuado el Deber

Irene y Macu apuran el paso. Les incomoda ver a Thiago tan extrañamente preocupado.

-Vale, dinos qué pasa…- reclama Macu, ya junto al Ángel, mientras Irene se cruza de brazos con su mejor gesto “habla o te golpeo”.

-Han raptado a un niño…- Thiago suspira. Está nervioso en verdad.

-¿Y eso qué tiene de nuevo?- Irene mira al muchacho de enormes alas blancas con los ojos entrecerrados, frunciendo el ceño.

Macu hace tronar los huesos de su cuello, mientras gruñe, algo no va bien…

-Este niño es especial…- explica Thiago- Según sabemos, es la reencarnación de Lucifer.

Macu e Irene se miran atónitas.

-¿Eso es verdad? ¿Lucifer encarnó luego de su muerte?- las palabras surgen de Macu rápidas, temerosas.

-Sí. Encarnó como humano y han cuidado que crezca sano y valorando la vida y la humanidad. Pero si los Demonios se hacen con él, despertará nuevamente el Diablo, el líder supremo que tanto extrañan y necesitan…

-Debemos encontrarlo entonces…- aventura Macu.

-Sí, así es. Pero deben tener en cuenta que los Demonios a quienes se enfrenten no serán seres de clase baja, sino criaturas con poder y fuerza inmensos. Todos los Cazadores del mundo están avocados a encontrar y salvar al niño, la idea es que viajen por separado, así podrán cubrir más terreno y habrá más probabilidades de encontrarlo lo antes posible…- Thiago habla con los ojos cerrados, sumergido en sus pensamientos caóticos en torno a la posibilidad de no poder nunca salvar al humano y ver entonces al antiguo Lucifer de regreso en el mundo, con su odio, poder y maldad tan característicos.

-Bien… ¿ya han designado zonas para el rastrillaje? ¿Por dónde comenzamos?- Irene mira a Macu cuando hace la pregunta, como si ella fuese a dar la respuesta.

-Macu, tú ve hacia el sur. Irene, emprende camino hacia el norte. Si precisan algo, llámenme- Thiago habla con tono grave. Esto en verdad es serio.

-¿Qué estarás haciendo tú?- cuestiona Macu. Ella nunca ha entendido el hecho de que los Ángeles no luchen contra las Demonios; eso de que se queden observando a los Cazadores siempre le ha parecido una tontería. Ellos también deberían pelear…

-Intentaré localizar al niño desde el Plano Celestial. Nos pondremos a ese trabajo la mayoría de los tutores. A ver si podemos ayudar en algo…-explica el Ángel, antes de dar un saludo con la cabeza y desvanecerse en el aire.

Macu e Irene se miran fijamente. Tienen experiencia, son buenas Cazadoras y luchadoras… pero el instinto protector en ambas les impide irse sin preocuparse la una por la otra. Macu sonríe.

-Estaré bien, lo prometo- dice, abrazando a Irene.

No necesitan muchas palabras, se conocen bien, luego de toda una existencia juntas, con sólo mirarse saben qué sucede.

-Sí, lo sé. Y yo prometo cuidarme también. Si necesitas algo, te llamaré y confío que si precisas ayuda me avisarás…- replica Irene sonriendo. Sus cabellos rubios se oscurecen cuando las primeras gotas de llovía comienzan a caer y empapan a las dos mujeres que están en mitad de la calle, sin otro abrigo más que sus ropas oscuras de tela resistente.

La tormenta se desata sin más preámbulos, mientras dos sombras comienzan a correr veloces por las calles en direcciones opuestas.

Ninguna imagina que sus existencias cambiarán drásticamente en cualquier momento. No saben que pronto habrán de encontrarse con el Destino mismo, que las pondrá a prueba.

Si antes anhelaban morir y dejar este trabajo que las ataba a una vida eterna a las sombras de la humanidad, ahora suplicarán por un poco más de tiempo…

Macu ya ha salido de la ciudad y nada ha encontrado a su paso. Irene ha entrado en un nuevo pueblo.

Una poderosa cantidad de energía concentrada en un único punto llama la atención de Macu.

Una señal fuerte siente Irene, algo que la impulsa a seguir el sendero que ha elegido.

Cada amiga, en los caminos que recorren, están a punto de ver cómo sus vidas darán un giro radical y completo…