Capítulo 11: Tatuado el Deber

Narim se mira sorprendido. Siente su cuerpo apresado por una extraña fuerza, como si algo superior a él lo tuviera controlado.

Descubre que su muñeca presenta extrañas marcas y busca en la mirada de Aylen algo que le explique lo sucedido.

-¿Qué… qué me has hecho?- pregunta atónito.

-Con el poder que me confiere mi título de Cazadora, quedas bajo arresto. Las ligaduras que he generado te impedirán moverte más de 5 metros de la posición en que yo me encuentre- replica con voz fría.

-Pero…

-No pienso dejar que te escapes, no luego de todos estos meses custodiando tus acciones. Dices que Sharem es el asesino de mi padre, bien, entonces llévame dónde ese Demonio, así podré eliminarlo también.

Narim parpadea varias veces, procurando interpretar lo sucedido. La sorpresa abre paso a la furia. El poderoso Demonio sólo piensa en cobrarse esa ofensiva.

-¿Eres idiota o qué?- grita lleno de enojo- Pagarás caro, Cazadora, nadie apresa a un Demonio como yo y vive para contarlo…

Aylen sonríe sin alegría y murmura:

-Si te atreves a levantar tu espada sobre mí, si simplemente tu garra me causa herida alguna, también en ti se verá reflejado el ataque. Todo cuanto me suceda, lo padecerás por igual.

Narim da un paso atrás. No le agrada en absoluto permanecer atado a nadie, menos a un Cazador, aunque ese Cazador sea la atrayente y hermosa Aylen. No. No es bueno estar atado a nada ni nadie. Debe liberarse… pero si es verdad lo dicho por la Cazadora, matarla no es buen camino.

Los pasos se escuchan más y más cercanos.

Narim gruñe, si los otros Demonios lo ven con la Cazadora, intentarán matarla y él caerá también.

Cierra los ojos y busca una señal. Trata de localizar la cercanía de quién pueda ayudarlo…

-Irene, por favor, cálmate y explícanos lo que sucede- suplica Macu.

Hace ya varios minutos que la Cazadora de rubios cabellos llora con la mirada perdida, como si viera algo que los demás no pueden ver.

-¡Irene!- grita Macu, sacudiéndola por los hombros- ¡Reacciona!

La blonda mujer parpadea varias veces, como despertando de un sueño.

-Es Aylen. Ella… ella…

-Se ató a un Demonio- indica Uriel, a un lado de Macu.

Las Cazadoras miran sorprendidas a Uriel.

-Se ató a Narim, uno de los Príncipes.

-¿Cómo sabes eso?- pregunta Ian, que se ha mantenido en silencio mirando la situación desde fuera.

Una luz explota a pocos metros, en el otro extremo del parque. Por el portal, un Demonio de cabellera blanca y fuerte musculatura, aparece junto a una joven Cazadora. La muchacha lleva su castaña melena recogida en una trenza y en su mano, una espada brilla lista para comenzar la pelea.

-Porque Narim buscaba la señal de algún Cazador que pueda ayudarlo. Él quiere liberarse de Aylen, por eso se transportó hasta aquí con su opresora…- explica Uriel suspirando.

Irene y Macu se ponen de pie y comienzan a correr, en dirección hacia Aylen.

Narim observa la escena confundido y nervioso. Sentirse atado a alguien lo enferma, aunque una pequeña vocecita en su interior le suplica no alejarse de Aylen.

-¿Qué hiciste?- Irene tiembla al abrazar a Aylen, el miedo gana terreno imperioso.

-¡Irene! ¡Macu! ¡Las he echado tanto de menos!

-Sí, nosotras también, pero ¿por qué te ataste a un Demonio?- inquiere Macu, uniéndose al abrazo.

-Él sabe quién mató a mi padre y yo quiero vengarme…

Macu e Irene se detienen en seco y se miran la una a la otra sin decir palabra alguna.

Uriel llega junto a Ian, ambos hombres llevan fija su atención en Narim, como si acaso el reencuentro de las Cazadoras no estuviera ocurriendo.

-¿Pretendías que un Cazador diera muerte a Sharem para reclamar el trono de Lucifer?- Uriel mira a Narim sin dar crédito a sus propias palabras.

El Príncipe Demonio mufa, molesto ante las palabras de un ser inferior como es Uriel. Los Ángeles Caídos no gozan de buen prestigio en sus primeros siglos oscuros.

-Sabes bien que si yo le doy muerte sus aliados me enfrentarán… no busco una guerra civil entre los míos, eso no es bueno de ninguna manera- murmura Narim, cruzándose de brazos.

-Sharem tiene a Elián…

-Lo sé. Por eso mismo, si los Cazadores se le enfrentan y yo quedo a un lado, puedo luego ganar el trono. No quiero ensuciar mis manos…

-Claro, como si no has matado Demonios antes.

Narim mira a Uriel con odio, pero sabiendo que hay tres Cazadoras a pocos metros de él, mide circunstancias y solo responde:

-Eliminé a Kalum porque era el más débil de los tres herederos. Incluso hoy siguen haciéndome frente sus pocos seguidores y a todos he tenido que dar muerte, no me han dejado más opción- Narim hace una mueca- Los míos tienen orden de no andar por este mundo, sé sobradamente que los Cazadores están más alerta que nunca por Elián y no quiero bajas en mis escuadrones.

Uriel asiente. De manera indirecta, Narim ha estado ayudando a los buenos en esta batalla por recuperar a la reencarnación de Lucifer. Pero la guerra recién ha comenzado.

En un simple niño recae el futuro de todos y los enfrentamientos serán más y más sanguinarios. Hasta que uno de los bandos domine…