Capítulo 17: Tatuado el Deber

Aylen mira a las gemelas con alegría. 
Verlas ya libradas de su trabajo, viviendo sin necesidad de cazar Demonios, le permite tener esperanzas. Ella también quiere una vida normal.

Narim observa a Aylen en silencio. Uriel está en la cocina junto a Ian, preparando algo para comer.
Las gemelas perciben la necesidad del Príncipe Demonio de hablar con Aylen y con la excusa de ayudar con el desayuno/almuerzo, se retiran.

Aylen mira detenidamente a Narim. Una parte de ella está enfurecida porque él la encerró en su cuarto, otra parte agradece ese gesto protector.
Percibe que Narim está cansado y eso la sorprende. Por lo general los Demonios no necesitan dormir, pero dada la situación vivida, es comprensible. 
Él ha estado conteniendo su lado salvaje y debe ser agotador lograrlo.

-Lo siento- murmura Narim desviando la mirada- Sé que puedes cuidarte sola, pero yo estaba al límite y no quería tentar a la suerte...
Aylen asiente sin quitar sus ojos del Demonio. Ya mil veces se ha perdido observando la belleza de ese ser maléfico, preguntándose si acaso existirán humanos igual de apuestos.
-De todos modos, tú eres la responsable de todo esto- gruñe molesto- Si no me hubieses atado a ti, no habría estado a punto de matar a medio mundo...
Aylen suspira y es ella ahora quien desvía la mirada.
-Quiero encontrar a Sharem y por eso te preciso. Fin del asunto...- replica la Cazadora.
Narim no tiene tiempo de responder, Uriel y Mariola aparecen con fuentes repletas de comida.
Ian y Ade les siguen. La mesa está servida...

Irene y Macu ya han encontrado el rastro y van camino a reunirse con los demás.
Irene piensa en Joaquín, en lo mucho que lo extraña y lo en parecida que es Aylen a su padre. Sabe también que Aylen es terca y cerrada cuando una idea se le mete en la cabeza, igual que ella, su madre.
-Macu perdóname... Sé que te causó mucho daño mi silencio, que hubieras preferido pasar cuantos años pudieras junto a Aylen... Me daba pánico pensar en su reacción...- murmura con voz herida.
Macu sonríe levemente y responde:
-Lo sé y te comprendo... Aún te preocupa lo que ella dirá al escuchar la verdad...
-Sí, pero no puedo imaginar la posibilidad de verla morir. Ante esa alternativa, hablar me parece más sencillo...
Macu toma la mano de Irene y aprieta fuerte, en señal de apoyo.
Hay tanto de Joaquín como de Irene en Aylen, incluso a veces percibe un poco de ella misma. Sus dos seres más queridos dieron vida a una mujer increíble. La conoce lo suficientemente bien como para saber que Aylen hará estallar el cuarto y aún más al enterarse del engaño en que ha vivido toda su existencia. Eso lo heredó de su padre, (Joaquín odiaba las mentiras) y de ella, la tía Maca, ligó la necesidad de destrozar todo a su paso en pos de lograr venganza.
Macu suspira, resignada. Así es como se convirtió en Cazadora, cobrándose la vida de un Ángel por la pérdida de su hermano.

DK ya ha preparado todo en la sala principal de su casa. Ni bien lleguen las Cazadoras, comenzará el contrahechizo para liberar al Demonio de la Cazadora.
Agradece que en su hogar los poderes de las demás criaturas se anulen, sino debería prepararse para una catástrofe...
Ni bien Narim pueda andar a su antojo, es muy probable que se cobre la ofensa de Aylen.
Al menos estarán otras Cazadoras para ayudar: Macu, Irene y las gemelas, Mariola y Ade. 
Hace siglos que no las ve y recuerda perfectamente la razón de tanta distancia intencional. 
Aunque en realidad todos los Cazadores prefieren evitarlo... 

-¿Cómo es DK?- inquiere Aylen, mirando con curiosidad a las gemelas.
-Mmm... Apuesto hasta el límite de la locura, toma la forma y apariencia que desea- murmura Ade.
-Sip... Y es muy directo con sus respuestas. Debes tener cuidado con lo que le preguntas, no siempre tiene tacto para responder con suavidad...- agrega Mariola.
-¿A qué se refieren?- Ian se muestra entusiasmado ante el individuo que no recuerda en absoluto.
-Pues... La última vez que lo vimos, fuimos a pedirle consejo. Queríamos abandonar nuestro trabajo de Cazadoras y esperábamos que el pudiera ayudarnos...
Aylen abre grande los ojos, sorprendida.
Dirige su mirada a Uriel, esperando su reacción. Más él ya sabía de esa situación e incluso entiende a las gemelas y nada tiene para decir.
-Hubo una batalla en la cual Ade y yo casi perdemos la vida. Estuvimos muy graves y nos salvamos de milagro- explica Mariola- Cuando nos recuperamos, decidimos que ya no queríamos pelear... Fue hace mucho, en nuestro primer siglo de vida y ha pasado mucha agua bajo el puente desde entonces.
-DK fue amable en verdad, pero lo que dijo no nos agradó para nada- interviene Ade- Lo recuerdo perfectamente. Él cerró sus ojos, suspiró y tan sólo dijo "esto que tanto odian, este trabajo que pretenden abandonar... Rogarán por recuperarlo cuando hayan logrado la libertad que desean".
-Nos enfadamos, dimos media vuelta y decidimos esforzarnos al límite y terminar de una buena vez- sigue Mariola- Y ya somos libres, al fin.
-DK tenía algo de razón, o talvez totalmente- completa Ade- Hace poco que dejamos nuestras ropas de Cazadoras, es verdad, pero ya extrañamos salir de caza, trabajar en equipo, luchar hasta el cansancio... 
Aylen baja su mirada al plato de comida que no ha tocado aún. 
¿Sentirá ella la misma nostalgia cuando le llegue el momento? 

Alguien llama a la puerta y Uriel se pone en pie de un salto con una sonrisa grabada en su rostro.
Corre hacia la puerta sabiendo que al abrirla se reencontrará con Macu.
Se siente extraño. Fueron pocas horas en realidad, pero comprende que la echado mucho de menos.

Irene se siente nerviosa. No sólo quiere ver que hija esté sana y salva, también extraña a Ian y anhela ver sus ojos claros y su sonrisa sincera.
La puerta se abre... Ambas Cazadoras se sorprender de ver allí a las gemelas, quienes saltan y gritan corriendo hacia ellas.
Mientras Irene se dirige junto a Mariola y Ade a explicarles a Aylen y Narim la situación, Uriel y Macu permanecen en la puerta sin moverse. Tan sólo se miran en silencio. Él se deleita recorriendo la línea de sus pómulos, la curva de sus labios... Ella no puede dejar de trazar el sendero de los firmes hombros y los cálidos brazos que ya ha sentido a su alrededor.
Emocionados ante las noticias de Irene, nadie se percata de la Cazadora y el Demonio, de las caricias de sus miradas y los besos de sus sonrisas. Tan cerca y tan lejos... Ambos saben que no deben sentirlo, que deben dejar a un lado ese amor. Pero es imposible... ¿O no?