martes, 19 de julio de 2011

Capítulo 29: Tatuado el Deber

Ian observa a Irene en silencio. Durante los últimos 15 minutos, ha escuchado con asombro todo lo que la rubia Cazadora tenía para contarle.
Ahora sabe de su pasado, sabe de Joaquín, de su corazón herido y de Aylen, su hija. Ahora comprende los silencios y nostalgias de Irene, sus tristezas y melancolías hirientes…

-Lo lamento -murmura-. Siento mucho todo lo que te ha sucedido.
Irene sonríe a medias, suspirando profundamente y guardándose las lágrimas.
-Me siento mejor al haberte dicho todo. En realidad, me has ayudado mucho aún sin darte cuenta -replica mirando detenidamente al humano de cabellos castaños y mirada verdosa.
-Y tú a mí… has impulsado a que valore mi condición humana y… -Ian suspira, desviando la mirada y haciendo uso de todo su autocontrol. Le resulta dificultoso permitirse tal exposición ante nadie, menos que menos, ante Irene. ¿Cómo decirle que la ama?
La Cazadora entrecierra los ojos y sonríe. Ha aprendido a conocer lo suficiente a Ian como para comprender que, en momentos como éste, es mejor no presionarlo y darle el espacio que precisa.
Lentamente, Irene se aleja del humano, mientas lo ve cerrar los ojos y hundirse en sus pensamientos.

Las gemelas resuelven separar a los Cazadores y hacerse por separado de ellos.
Ade se lleva a Sebastián a su cuarto, dispuesta a sacarle todas las respuestas posibles.
Mariola hace lo mismo con Jonathan, reconociendo que no pueden tener a dos desconocidos cerca de ellas y sabiendo que es extraño en verdad lo poco que les han contado. ¿Por qué DK entrenaría a dos Cazadores a escondidas del mundo? El misterio envuelve la llegada de los gemelos de piel cobriza y mirada penetrante.

Aylen va de regreso a su cuarto cuando ve a su madre salir con sigilo de su habitación.
-Irene, ¿por qué tanto cuidado al cerrar la puerta de tu propia habitación?
La blonda Cazadora mira atónita a su hija, intentando buscar una vía tangente para responder, pero decide ser sincera:
-Ian está allí… estuvimos hablando y bueno, necesita estar solo.
Aylen observa en silencio a esa mujer de cabellos rubios y aparente juventud eterna. Intenta descubrir en ella rasgos propios, lógicos por ser su hija.
-Lo quieres, ¿verdad?
Irene sonríe tristemente y asiente.
-Pero los Cazadores no estamos libres para disfrutar el amor… nuestra responsabilidad llama…- agrega Aylen, como leyendo los pensamientos de su madre.

Macu y Karol van  corriendo por la ciudad, cumpliendo con su tarea de rastreo y vigía.
-Sabes que cuando llegue el momento y nos enfrentemos a Sharem, deberemos darle muerte… -murmura la Cazadora de melena violácea.
Karol fija su mirada en ella, sorprendida y procurando ocultar sus emociones.
-Vamos… -murmura Macu- No soy tonta. Tu cuerpo no ha mostrado tatuajes en mucho tiempo y eso sólo me hace pensar que mantienes un sentimiento por él… sino, ¿cómo lo explicas?
-No necesariamente debe ser amor. El odio causa los mismos efectos. Cualquier sentimiento que nos aleje de nuestra tarea deriva en este efecto claro a la vista de todos.
-Ajá… así que me dices que no lo quieres -Macu entrecierra los ojos- No te creo, pero seguiremos luego el tema, ahora, vayamos rumbo a la iglesia, a ver cómo están allí.
Karol sonríe. Ya ha sido testigo de las miradas de Macu hacia Uriel y ha percibido claramente que el Demonio responde de igual manera, aunque nadie más se haya detenido a analizar esos detalles. Ella ya lo vivió con Sharem, fue en algún momento como Macu y su Príncipe Demonio fue como Uriel.
La Cazadora de cabellos oscuros como la noche reprime un gemido, rogando que a su amiga no le toque la misma suerte que a ella…

Uriel abre los ojos sin dejar de murmurar la letanía. Observa detenidamente a Narim.
“Deja de mirarme así”, gruñe el Príncipe Demonio sin abrir los ojos ni detenerse en su rezo.
“Es extraño verte tan vulnerable… un paso más y le confesabas lo que sientes por ella”, replica Uriel haciendo una mueca de sonrisa.
“No sé de qué hablas…”
“Hablo de las veces en que has hecho cosas muy en contra de tu naturaleza, como encerrar a Aylen en su cuarto porque estabas hambriento y no querías lastimarla”.
Narim bufa, molesto.
“No me molestes, Uriel… tú tampoco estás ajeno a sentir algo por una Cazadora”, responde con tono frío.
“Sí, lo sé. Pero yo lo admito… amo a Macu, este tiempo que hemos compartido me ha hecho reflexionar. Sé lo que siento por ella, aunque no sea adecuado o no tengamos futuro como pareja”, Uriel suspira en un descanso de la oración.
Narim abre los ojos y le devuelve la mirada al Demonio que aún lo observa.
“Lo sé. Yo también comprendo eso… y en mi caso, es más grave aún. Mira lo que ha vivido Karol por mi hermano. No quiero esa suerte para Aylen”.
Uriel sonríe levemente antes de retomar la letanía. Él tiene fe. Aún cuando perdió su condición de Ángel, aún cuando su condición de Demonio lo pone en la mira de cualquier Cazador. Él tiene fe… fe de que el resultado de la batalla que está por estallar le brinde una oportunidad de cambio.



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3 comentarios :

  1. Puedo sentir la lucha definitiva acechando a nuestros queridos protagonistas...
    Espero que sea emcionante y tenga un final impactante.

    Danlin, TKM!

    MAP!!!

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  2. Tengo los cabellos de punta con ciertas frases de este capitulo nena...
    "En realidad, me has ayudado mucho aún sin darte cuenta"
    "Le resulta dificultoso permitirse tal exposición ante nadie, menos ante Irene. ¿Cómo decirle que la ama?"
    "Ha aprendido a conocer lo suficiente a Ian como para comprender que es mejor no presionarlo"

    Y se aleja....

    esta e4scena quedó marcada dentro de mi retina, sublime, corazón, genial

    Bueno, despues del suspiro, y de decirte que se me ha hecho cortisimo el capitulo, solo decir que ya quiero saber más, quiero ver a Macu y Aylen saber de sus amores, y que Karol reconozca ya las cosas, quiero ver lo que las gemelas hacen a los entrenados por DK, y ver de nuevo por estos lares al neutro que se le ehca de menos juajaja Y quiero por supuesto ver de terminar esa conversación de Irene con Ian

    Muchas incognitas y una guerra proxima, cada vez mejor, sin duda cada vez mejor
    Besos mi princesa, nos vemos cariño

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  3. La Fe y la Esperanza; los arcos de un puente que une las orillas de mundos que parecen inalcanzables.

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