lunes, 29 de julio de 2019

Reseña: El Rey de Mimbre, de Kayla Ancrum



Título: El Rey de Mimbre
Autora: Kayla Ancrum
Número de páginas: 320
Editorial: VRYA
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Sinopsis: El rey de mimbre es un thriller psicológico que narra la lucha de dos amigos para evitar que uno de ellos llegue a un estado de locura absoluta.
Cuando August se entera de que su mejor amigo, Jack, muestra signos de desorden alucinatorio degenerativo, decide que está dispuesto a hacer cualquier cosa para ayudarlo. Las visiones muy vividas de Jack toman la forma de un elaborado mundo de fantasía superpuesto al nuestro, un mundo gobernado por el Rey de mimbre. Mientras Jack los dirige en una búsqueda con el fin de cumplir una oscura profecía en este mundo paralelo, August comienza a cuestionarse qué es real y qué no lo es.
August y Jack luchan por mantenerse a flote mientras oscilan entre la fantasía y las emociones. Al final, cada uno deberá elegir su propia verdad.



En esta historia, nada es como parece a simple vista. Lo comprobamos por las palabras August, uno de los protagonistas, y nos nutrimos de la información extra que aporta el libro: imágenes, copias de los expedientes de August y Jack, sus listas de canciones preferidas. Además, al ir leyendo las hojas blancas con letras negras van tornándose más y más oscuras hasta que las páginas quedan negras por completo y el texto se lee en blanco. El libro se me figuró una especie de reflejo de las emociones y pensamientos de August, un joven cargado de problemas que mantiene una relación muy dependiente con su único amigo, Jack.

¿Qué lleva a un chico que vive desde hace tiempo sin la atención de su madre a cuidar de otro? Creo que August ve a Jack en desventaja, lo ve vulnerable ante la ausencia de sus padres e indefenso, porque Jack ni sabe cocinarse. Son amigos el uno del otro, pero además August lo adoptó como una suerte de hermano mayor, aunque ambos tengan la misma edad, y trata de protegerlo tanto como le es posible.
Al principio pensé que August estaba mal de la cabeza. Digo, ¿por qué cuidar tanto de Jack, si parecía ser un chico normal? A medida que me metí en la historia, que fui recorriendo los pensamientos de August, comprobé que Jack sufre de un trastorno mental que le hace tener alucinaciones. No es que solo sus padres se desentendieron de él, es que además ve cosas que no existen y por momentos hasta dudamos si la historia no tiene un toque de fantasía o es acaso que el trastorno de Jack va arrastrando a August en su intento por cuidarlo.

Me cuestioné mucho al avanzar en la historia, por la ausencia de adultos, sobre todo de los padres de ambos protagonistas. Pero, pensando en cuando tuve esa edad, creo que no es tanto que los padres no estén presentes, sino que bien puede suceder que esas personas trabajan (al menos en el caso de los papás de Jack) y quienes se van alienando y alejándose de todo son August y Jack. ¿Quién no ha sentido en su etapa adolescente que nadie los entiende y que los adultos no nos prestan atención? Este libro es narrado desde la mirada de August y no tiene por qué ser imparcial. Es ilógico pensar que, así como nos da a conocer sus temores, sus anhelos e ilusiones, no esté dejando de lado a los padres de Jack con tono acusatorio en vez de pensar que deben trabajar para llevar adelante la familia y el hogar. Tal vez, August prefiere culpar de abandono a los padres de Jack a modo de reflejo del propio abandono que sufre por parte de su madre.

Vamos viendo desde la mirada de August cómo cae en el abismo a causa del trastorno de Jack y cuán fuerte es el lazo que los une. August, incluso internado, solo piensa en su amigo, ese chico cuya salud mental ha ido empeorando al punto de volverse peligrosa, y la angustia de los protagonistas se volvió mía mientras iba avanzando en la historia. El final me dio esperanzas para los dos. Hubiera deseado más páginas para saber algo más sobre su futuro, pero creo que así debía terminar.
Una historia atrapante, que cautiva y te regresa por momentos a esa época de la adolescencia donde todo se vive con tanta emoción que las distancias, tristezas y alegrías se sienten ardiendo en la piel y al alma. Quise abrazar a Jack y calmarlo, apachuchar a August y decirle que todo iba a salir bien. A ese punto me sumergí en la novela y me encantó hacerlo.


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¿Ya leyeron el libro? ¿Le darían una oportunidad?
¡Nos leemos pronto!

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